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Nuestro presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, dice que la corrupción no está generalizada. Me gustaría saber si realmente se lo cree. Si ha leído la portada del "El País", lunes, 17 de junio 2.013, puede que piense de forma distinta: 800 casos de corrupción y casi 2.000 detenidos. Quizá el Sr. Rajoy no ha tenido tiempo últimamente de estar en ninguna manifestación; quizá por eso ignora que en alguna se dice a gritos "que no hay pan pa tanto chorizo". Se puede decir más fuerte, pero es difícil que se pueda argumentar más gráficamente a la España del trinque.

No es ninguna novedad decir que el epicentro del volcán de la corrupción está en los municipios, y que son habitualmente, casos de corrupción urbanística con las clásicas variantes: desde el prevaricar sin más, a los casos ya más específicos de falsedad documental, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y toda la retahíla jurídico-procesal en estos casos, pero siempre con un denominador común, cual es llenarse la buchaca con el dinero ajeno, aprovechándose de los cargos que ocupan o han ocupado, un atajo de desaprensivos caraduras que no han ido a la política para servirla, sino para servirse. Politicastros del tres al cuarto, que en realidad lo que les va es el choriceo fácil y al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Se suele empezar con la trivialidad de los viajes de la ceca a la meca, con hoteles y comidas a costa del contribuyente. Luego los "detalles" que ellos creen inherentes al cargo: un regalo de esto, un regalo de lo otro, y finalmente algunos dan el gran salto, fieles a esa máxima "que Dios nos ponga donde haya, que de coger ya nos cuidaremos nosotros". A fuerza de mezclar "las churras con las merinas", léase mezclar la gestión urbanística municipal con los intereses especulativos de algunos empresarios sin escrúpulos, que saben que si aquél tráfico de influencias acaba por llegar a un juzgado, lo más probable es que aflore el nombre del alcalde o del concejal, pero poco o nada el del empresario que lo ha corrompido.

¿Por qué hay tanta corrupción? Fíjense en Andalucía 154 casos (8 provincias); Valencia 94 casos (tres provincias); Catalunya 43 casos (4 provincias) Baleares 24 casos; Galicia 66 (4 provincias), y así hasta los 800 que publicaba la portada de "El País".

Si hubiera que señalar las presuntas causas de tanta corrupción, para mí tengo, que la principal es la inanidad política, cuando está demostrado que los políticos son incapaces de castigar de forma ejemplarizante a sus propios corruptos, defendiéndolos hasta con esa peligrosa aseveración de "poner la mano en el fuego". Algunos deberían ya haber pasado por la unidad de grandes quemados. Pero el trasfondo de todo esto está en que no hay un castigo real de los corruptos, con lo que la corrupción en vez de tender a desaparecer, lo que tiende es a crecer. Fíjense en el siguiente dato: en lo que va de 2.009 a 2.010, es decir en un año, la corrupción aumentó un 63por ciento. Lo más grave, aparte de corromper la institución municipal, es que los corruptos por urbanismo son los políticos más cercanos al ciudadano, emanados de las urnas, lo que resulta demoledor para la confianza del ciudadano, cuando éste ve al "excelentísimo" de turno que se ha llevado los millones a la cueva de Alí Baba de algún paraíso fiscal, que luego al "excelentísimo" o la "excelentísima", le ha entrado una galopante pérdida de memoria, y que no hay manera, que no recuerda nada de nada, llegando a creerse en su autoestima lo mucho que se ha sacrificado por sus vecinos. Siendo también muy curioso lo que se dilatan y dilatan y dilatan los juicios a los "excelentísimos" corruptos, tanto que no pocas veces, lo suyo, mira tú qué casualidad, ha prescrito, con las ganas que él tenía de que se supiera la verdad. Y lo que ya es el colmo de los colmos, es que nos tengamos que enterar, que la declaración de Hacienda de algunos de estos "ilustres" les ha salido negativa, con lo que Hacienda les tiene que devolver.

Luego se extrañan de que los ciudadanos estén ya hasta las narices.