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Resido en Menorca desde hace años, pero confieso que sigo sin acostumbrarme a ciertas cosas. A pesar de que la temporada estival ha comenzado, muchos comercios de la Isla cierran los sábados por la tarde, y los domingos, ni les cuento. Esta forma de actuar -a mi entender a contrapié de los nuevos tiempos y las nuevas costumbres consumistas de las generaciones más jóvenes- contrasta con los comentarios que escucho por parte de algunos comerciantes. Muchos se quejan de la caída de ventas y del daño que causan las grandes superficies o las franquicias que comienzan a instalarse en Menorca. Reconozco que todo trabajador tiene derecho al descanso, a disfrutar de la familia y que algunos negocios literalmente no pueden hacer más, pero en una situación económica como la actual, no se puede desperdiciar de esta manera una oportunidad más de negocio y, además, en plena temporada turística. Adaptarse a los cambios nunca fue fácil, pero cerrar por descanso del personal ahora no tiene ningún sentido, cuando durante el invierno apenas se ha dado golpe "económico". Cualquiera que haya visitado alguna gran ciudad ha podido comprobar cómo las calles más céntricas son un hervidero de vida los fines de semana en invierno y en verano ¿Por qué allí funciona y aquí no? Implementar un sistema de turnos en las empresas puede ser una forma de afrontar el problema. Faltan ganas y faltan ideas. Las franquicias han abierto el camino y otros ya les siguen. A la fuerza ahorcan.