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Maldita Troika, recorte tras recorte nos ha dejado sin vacaciones, entre parados y trabajadores en precario han conseguido convencernos de que descansar es un lujo que solo ellos y sus acólitos pueden permitirse.

Maldito cambio climático, a base de escupirle a la atmósfera toneladas de CO2 y a los mares toneladas de metales pesados nos estamos quedando sin verano. Cuentan que allá por 1816 hubo un volcán, llamado Tambora, que explotó y creo nubes de cenizas que taparon el cielo de toda Europa produciéndose una bajada brusca de temperaturas que les dejó también sin verano, fue bautizado como "año de pobreza" por la pérdida de cosechas, la historia podría repetirse esta vez sin volcán.

El canal francés, Metéo, ha realizado una previsión en la que afirma que las temperaturas serán más bajas este verano y la probabilidad de lluvia se duplicará, malditos meteorólogos franceses.

Malditos contrastes extremos, pasamos de frío invernales y siberianos a veranos calurosos y saharianos, pasamos de la sequía a las lluvias torrenciales, pasamos de los incendios que queman medio país a las inundaciones que ahogan al otro medio, pasamos de la riqueza obscena de unos poquitos a la pobreza extrema de una gran mayoría en apenas don calles de diferencia, sociedad de contrastes terriblemente enferma.

Y qué decir de Menorca, la isla que gracias a unos gestores ágiles y despiertos decidió hace mucho tiempo jugarse todos los huevos de la cesta al turismo, quien les iba a decir a ellos, pobrecitos, que alguna vez se acabaría el verano cual burbuja inmobiliaria.

Pasamos de un pabellón repleto con cerca de 5000 personas a tener una nave fantasma que nadie quiere, pasamos de tener conexión aérea directa con Madrid a un OSP que sale más caro que cuando operaba la compañía de low cost, pasamos de las banderas azules en las playas a la alerta por el vertido de fangos contaminados, pasamos (literalmente) de reivindicarnos ante Mallorca y Mallorca pasa directamente de nosotros… pues que se fastidien que ellos tampoco tendrán verano.

No sé ustedes queridos lectores pero ante esta perspectiva tan invernal y poco luminosa a uno le entran ganas de emigrar a algún paraíso fiscal, viendo como se pelean, incluso entre ellos, por ver quien acumula más chanchullos y recibe más prebendas, apetece probar el colchón de billetes, seguro que da mucho calorcito incluso en los años en los que la mayoría no tendremos ni verano, ni vacaciones, maldita sea.