No me deja de sorprender, cómo un día cualquiera me regalaron aquella pluma estilográfica de color verde esmeralda, muy bien presentada en una cajita de cartón. Luego me enteré que la compraron en la Librería Católica donde Antonia "donava cap a tot i tothom". Para ello, no esperaron ni al veinte de julio, ni al dos de septiembre o al seis de enero, el matrimonio lo debió hablar y uno de aquellos mediodías al sentarme a la mesa para comer, dentro del plato cubierto por la servilleta se escondía una gran sorpresa. Una pluma estilográfica.
A partir de aquel momento, las manchas azuladas a modo de estampado, sobre el blanco baby se volvieron mas fáciles de limpiar que las producidas por la plumilla incorporada en un mango de madera, tal cual un cono largo terminado en punta, que te ayudaba a llegar al fondo del tintero, en el que se leía: Tinta azul Pelikan. Tan fácil de desparramarse sobre el pupitre, cuaderno y la propia tela. Menos mal, que se contaba con el socorrido secante.
Si he de ser sincera debo decir que mi preferida continuaba siendo la del mecánico de la motora. Una de negra de ribetes dorados, regalo de don Juan Magriñá fabricante de tejidos de Barcelona al que mi padre durante la guerra, le había suministrado cosas tan precisas como azúcar, aceite, harina, café, pasta de sopa y jabón de lavar, las famosas pastillas Marsella, originarias del Maresme. Aquel hombre poseedor de una gran fortuna, ganada con mucho esfuerzo, al le habían incautado todo, fábrica, almacenes, coches, despojándole de su hogar, dejándole en la miseria, viviendo en ella a escondidas.
Gracias a ser uno más de los piratas del Mediterráneo y a su gran corazón, Gori, pudo ayudar a mucha gente, en agradecimiento a tantos favores recibidos desinteresadamente, le obsequió con aquella pluma. Los veranos mandaban a mamá Teresa lo que se conocía por un corte de vestido, que llegaba desde la misma fábrica por la Agencia Expres, de la calle Anuncivay.
El señor Magriñá y su familia se habían desplazado a la isla para pasar unos días. Parece ser que iban de paseo por la calle Nueva, al salir de tomar unas tapas del bar Mica "ja que les feien molt bones" antes de entrar en la casa de la Radio donde Gori deseaba presentar a Benito Sintes al señor Magriña del que tantas veces le había hablado, repito, al pasar por la casa Busutil, en uno de los mostradores se encontraban dispersas entre material de escritorio las populares 'plumas estilográficas'. Al observarlas al fabricante de tejidos, se le ocurrió comprar una para su amigo como recuerdo de aquella hermosa amistad.
Verdaderamente lo fue, el mecánico había hecho mucho por nada, sencillamente porque creyó que aquel lo necesitaba. Como dice el filatero, desgraciadamente esta clase de amigos son muy escasos.
Hubo una tercera estilográfica de color azul, muy bien presentada en una caja de plástico junto a un lapicero, que conservo; obsequio de un botones, fallecido de un còlic tancat".
Por fin llegó la cuarta. Una Waterman, esta sí es de lujo, no sé si me atreveré a usar jamás. Diferente hubiera sido cuando mi mano "no tremolava tant" y tenia buena caligrafía al igual que todos los alumnos de mis tiempos, debido a la cantidad de caligrafía que se nos exigió. ¿Recuerdan las libretas de doble línea de las que no se podía salir de aquella interminable regleta? Con la muestra de mayúsculas y minúsculas. Solía ser los deberes de los días pares. Martes, jueves y los sábados también, a pesar que protestaba que no se tuviera en cuenta que los sábados se dedicaban a la Virgen. A lo que mi madre me contestaba. Sí, sí, mi querida niña, la Virgen se pondrá muy contenta al verte escribir tanto, mientras se disponía a iniciar el santo rosario, esperando mis respuestas… Amén…
Contestaba yo, a regañadientes, mientras escuchaba a las niñas de la plazoleta jugando a la comba.
Esta cuarta, obsequio de un grupo de mujeres, todas ellas lectoras de mis 'xerradetes', que al no conducir alquilaron un taxi para venir a verme portadoras de este regalo y un ramo de flores. Según ellas, hacía tiempo que deseaban obsequiarme, esperando estas fechas tan vinculadas con la escritura. Confesar que me emocioné, llorar no lloré, hace años que quedé sin llanto, pero emocionarme… pues claro que sí, no es todos los días, que se recibe una muestra de gratitud y de amistad tan sincera sin ser ordenada por nadie que mande hacerlo, al igual que suele hacerse en contra. Este fue un regalo limpio a cambio de nada, sin pagar favor alguno, sin hacer de "llepes" como el viernes nos hablaba de su significado, el maestro Joan Pons, al que tanto admiro.
Nos sentamos junto al fuego, porque a pesar de que la hoja del calendario nos marca mayo, el tiempo ha vuelto a refrescar, merendamos de pan recién hecho aquella misma mañana, acompañado de varias tortillas a la francesa de huevos del día y un café con leche preparado por l'avi Joan, este hombre que tanto me cuida, tendiéndome su mano a cada instante. Gracias Joan. Y gracias a vosotras, las de "sa pluma estilográfica".
Me encontraba deseosa de estrenar la Waterman, la misma que no se carga directamente en el tintero, no, con tan solo incorporarle un dispositivo, fácil de introducir, "tot està aclarit". Y me dispuse a escribir a los hijos y familiares de Dolores Zaforteza, a la que admiré y adoré y ella lo sabía, al igual que yo no ignoraba de su cariño hacia mi persona. Lo sentí, y mucho no poder acudir a sus exequias, pero recé desde este mi rincón, en el que me encuentro con Dios, donde todos los atardeceres dirijo mi plegaria al todopoderoso. Os mando todo mi cariño, mi más sentido dolor, pero debéis sentiros orgullosos de haber tenido una madre "com na Dolores Zaforteza".
Este año es terrible, ya lo comenté en otro momento, se han ido cantidad de personas queridas entre ellas Pili Joanals, la peluquera de la calle de la Virgen de Gracia, que aprendió casi siendo una niña en la calle de Santa Rosa, fue una auténtica profesional, la podríamos haber hecho la mujer del año, pero los humanos somos así, decimos, escribimos, pensamos cuando ya no se encuentran a nuestro lado. Para vosotras Aurelia y Carmen, un abrazo.
Por último, con esta pluma que escribe muy bien, su letra sin rasguños mi apoyo a Simón Gornés Hachero, por su buen trabajo, su buen hacer y su elegancia a la hora de entregar su cartera a la nueva designada. Una vez más ha demostrado su sencillez, su humildad algo que nos encanta a cuantos le queremos. Dice el refrán que no hay mal que por bien no venga y una vez más el refranero acertó. Tu puesto te aguarda en el Ayuntamiento de Mahón por el cual se te votó como número dos.
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margarita.caules@gmail.com
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