Cuando se hacen declaraciones públicas, se debería de pensar dos veces que es lo qué se dice, para quién se dice y para qué se dice, sobre todo en tocante a información política.
El político que tiene un puesto de responsabilidad, pongamos por caso que dirige un ministerio, sea ministra o ministro, tendrían que saber qué lo que nos digan, será escuchado y a nada que el recado venga con defecto de fábrica, obtendrá de inmediato la contestación airada, ácida, cuando no desabrida del personal.
El otro día la Sra. Ministra de Trabajo (que ahí es nada el ministerio que le tocó en la rifa) va toda resuelta ella y dice: "que es verdad que muchos jóvenes buscan trabajo fuera. Eso se llama (dijo) movilidad exterior". ¡Ay Sra.….! ¡Y yo con estos pelos! Que se ve que la ministra piensa que somos tontitos de baba, y además que nuestra juventud no está puesta en la tontuna del eufemismo patrio. Claro, como son víctimas de la LOGSE. ¿Movilidad exterior señora? Entonces, los que vienen aquí en la patera clandestina, deben de ser los de la movilidad prematura. Y si le añadimos un sí es no es de racismo o xenofobia, añadiremos que ahora, además son de la movilidad inoportuna.
Sra. Ministra, perdóneme, pero yo con los que ustedes larga es que "me parto", porque mire usted, la juventud que busca trabajo fuera lo único que sí puede que sea, es una juventud desesperada, harta a curriculum, harta de estar harta, harta en fin de que una vez cada cinco o seis meses, y eso si hay suerte, les llamen para una entrevista algún empresario de los que ustedes les han dado la facultad de contratar por una miseria y despedir cuando se lo pida el cuerpo, poniendo a su entera disposición una mano de obra sumisa, callada, doblegada, y por ende, forzosamente servil. De manera, que no nos venga señora con "floripondios" de un lenguaje a su medida, de la que usted posiblemente no alcance a darse cuenta de la mofa que esas expresiones conllevan. Un lenguaje para escupírselo a besugos: movilidad exterior, dice. LLámelo por su nombre señora ministra, enfréntese al drama, a la sinrazón de una juventud (sólo la muy preparada) que emigra como emigran los estorninos, en bandadas, cuando dónde están la comida escasea. Fíese que tengo yo observado, que cuando en Menorca las matas lentisqueras no llevan bayas ni rojas ni negras y el acebuche-ullastre, no tiene sus pequeñas aceitunas-acebuchina-olivó le decimos en Menorca, pues no hay ni estorninos y tords blancs. Además, ¿sabe señora ministra? Resulta que lo que usted eufemísticamente, ha dado en llamar movilidad exterior, tiene otra quiebra añadida: sólo la juventud preparada puede emigrar y encontrar un sitio decente. La otra también emigra, no le queda más remedio, pero haga usted el esfuerzo de ver en qué trabajan. En el fondo, los otros, los que no han pasado por la universidad, lo tienen muy difícil y según en qué países imposible. Pero déjeme que le dé un consejo, que se lo doy gratis, no siga usted por el ridículo camino del eufemismo, sobre todo en materia de juventud migrante, pues puede cualquier día acabar diciendo, que aquí gracias a ustedes, como nos va tan bien, podemos permitirnos el lujo de "exportar la mejor, la más preparada y más joven mano de obra". Y eso señora, como espero que usted comprenda, sería ya demasié.
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