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A los jóvenes de hoy en día nos falta valor para enviar a tomar viento fresco todo lo que se espera de nosotros y concentrarnos, sencillamente, en vivir nuestra vida.

De un tiempo a esta parte el enfoque de lo que se supone una vida adulta ha cambiado y ahora no nos preocupa controlar el futuro sino disfrutar del presente exprimiendo cada segundo como si fuera el último, porque no hay nadie que nos asegure que no lo va a ser. Puede que no sea fácil de entender, pero las prioridades han cambiado y las experiencias vitales satisfacen, mayoritariamente, mucho más que un fajo de dinero. Aunque quizás sea una tontería de la edad.

Habrá quien lo achaque a la falta de ambición y yo le preguntaré, ¿qué necesidad hay de ser ambicioso? Quizás lo importante no es todo lo que consigas en esta vida, sino todo lo que te echarán de menos cuando ya no estés. Está claro que con la que está cayendo hay que tener los atributos masculinos y los femeninos muy bien puestos para renunciar a la seguridad que da un trabajo y su correspondiente sueldo fijo a final de mes. Estás loco, le decimos a nuestro mejor amigo cuando deja su monótono puesto de faena para largarse a Tailandia en busca de la felicidad, mientras por dentro nos corroe la envidia y la agonía de no ser capaces de hacer lo mismo.

Claro que da miedo, porque la vida apenas da margen de error y una decisión que tomes aquí y ahora puede condicionarte para siempre, pero creo que también lo que la hace fascinante es que tomar tu propia elección y no la que han escogido por ti y vivir en consecuencia con ella es lo que te permite saborear plenamente este rato de existencia que privilegiadamente se nos ha concedido. Y sí, a mí también me parece que a veces soy un poco 'hippie' cuando escribo, pero no dejo de darle vueltas.

Dudo hasta cierto punto de quién es más rico, si el que llega antes al objetivo que se ha marcado, o el que mientras llega disfruta del camino que va recorriendo. No siempre la mejor decisión es la correcta, ni la correcta es la que nos parece la mejor. Pero la vida tiene un reloj que devora cada segundo a un ritmo feroz, mientras nos consumimos anclados entre lo que somos y lo que nos gustaría ser. Puede que sea el momento de replantearte qué estás haciendo con tu vida. Por cierto, el vuelo a Tailandia mañana desde Barcelona cuesta 431 euros.
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dgelabertpetrus@gmail.com