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Del debate sobre el Estado de la Nación pueden destacarse dos cuestiones, la económica y la lucha contra la corrupción política. Sobre la primera, es positivo que el presidente del Gobierno se haya comprometido a algunas medidas para incentivar la actividad económica y la creación de empleo y no se limite a perseverar en los recortes. Que las empresas no deban adelantar el IVA hasta que no cobren las facturas; 45.000 millones para facilitar líneas de crédito a las pymes; el apoyo a la creación de empresas para menores de 30 años; la reducción de cuotas a la Seguridad Social y del coste de Autónomos para facilitar la contratación. Rajoy ha defendido que las reformas efectuadas han evitado que el barco se hunda. Es cierto, sin embargo, que han provocado mucho sufrimiento. El presidente sabe que se juega su credibilidad si no se produce un avance significativo en la actividad económica.

El pacto para evitar la corrupción política es necesario, sin embargo la actitud del presidente debería ser más firme para que los ciudadanos puedan recuperar la confianza. Debería, aplicar de entrada, la idea de Bauzá: ni un imputado en las listas. La justicia corresponde a los jueces. En este caso se trata de exigir regeneración de los partidos políticos.