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Menorca no sale mal parada en el Anuario de la Educación en Balears correspondiente a 2012. El diagnóstico positivo se basa, principalmente, en la conciencia existente sobre la importancia de la enseñanza, la tradición pedagógica y el trabajo que desarrollan los equipos docentes. Sin embargo, la Isla no escapa a las amenazas a las que está sometido el sistema en España y que ineludiblemente van en detrimento de la calidad. En primer lugar, están las consecuencias que tienen los recortes económicos. Y en segundo, la inestabilidad que provocan las sucesivas reformas educativas, que además nacen sin el consenso necesario que contribuya a elevar el rendimiento académico. Otros de los puntos débiles son el preocupante fracaso escolar que se va produciendo a medida que se avanza en la etapa de Secundaria, así como los problemas en el alumnado derivados de la crisis y que exigen una mayor atención. Sin embargo, el reto de elevar el nivel educativo, sobre el que se sustenta el progreso de una comunidad, no compete solo a la Administración y a los profesionales, también las familias y los diferentes estamentos sociales deben implicarse. De ello depende el éxito que se persigue.