¿Quién diría tal metáfora? Esta ha sido la pregunta de Praxèdies. Ni tan siquiera dio los buenos días, ni se había lavado la cara. Encara duia ses lleganyes aferrades als ulls. No se le ha hecho ni caso. Se imaginan a las seis de la mañana, que son las seis porque lo marca el reloj, artilugio que nos merece toda la confianza, después de haberlo visto toda la vida, presidiendo en lo alto de la escalera. Tan solo se le descolgó de los dos claus ganxos que lo sostienen en dos ocasiones , la primera, al dejar de dar las campanadas y la segunda, por retrasarse. El reloj de la Estación Naval tocaba las horas puntualmente mientras que él, lo hacía diez minutos después. Nos tenía negras, acostumbradas a ser tan puntuales, haciéndonos llegar misses dites. Fue en aquella ocasión y por tal motivo que a Nena, la dejó el novio Con lo mucho que le había costado formalizar la relación. Al día de hoy lleva camino de quedarse para vestir santos, o como dicen algunos. Compuesta y sin novio.
Al regresar a desayunar, tras ordeñar las vacas, charlarle un buen rato a na Vermella, susurrándole al oído estas cosas que tanto la complacen, y que dudo llegue a comprender, como puede ser la cantidad de personas con las cuales me estoy relacionando a través de Internet. Jamás hubiera imaginado que mis xerradetes llegaran tan lejos pudiendo ser leídas, en la pantalla del ordenador.
Desde un principio ya lo dejé claro, escribía para mi satisfacción propia, porque me agrada escribir, por exceso de imaginación, perquè sempre sé quina la he de dir, amén del archivo, inacabable.
Fue precisamente a la hora del desayuno, momento importante para reponer fuerzas, que Prexèdies, explicó que de cada vez le resulta más costoso la hora de saltar de la cama. Jamás gozó tanto desperezarse entre las sábanas, ni tampoco jamás le resultó tanto sacrificio el abandonarlas. ¿Por qué será? Quica que nos gana en años y en experiencia, lo tiene claro. Son cosas de la edad. Aconsejándole no se deje vencer, siguiendo el refrán. Contra la pereza, diligencia. Nena, que se encuentra algo griposa, está dispuesta a confeccionar carteles donde escribirá el lema colgándolos por toda la casa.
Quica, que estas cosas no le gustan para nada, ha refunfuñado, temerosa de que ensuciemos las paredes, encaladas de fa quatre dies. Después de debatirlo, ha quedado claro. Tan solo lo pondrá en la pared de enfrente la cama de Praxèdies, para que cuando abra los ojos, la iluminen dándole buenos propósitos. En el espejo del baño. Bajando la escalera, y por todo donde vaya pasando hasta llegar a la cocina.
Tomábamos el café con leche, el primero de la mañana, el que perfuma el ambiente con su aroma, cuando ha llegado el filatero, nos echaba de menos, no nos habíamos visto desde el año pasado. Ha llegado, con la cesta, la huevera, la jarra de la leche. Créanme que no pierde el tiempo. Haciéndonos saber que el cochinillo que le regalamos por Navidad, fue muy tierno, estaba riquísimo. El único problema, al ser tan grande, el perol no cabía en el horno de su casa, y al no existir los hornos de pan de toda la vida, le supuso un dilema. Por ventura que uno de nuestros vecinos dispone de uno en el patio y gustosamente lo coció. Qualsevol. El ser amigo del filatero, tiene infinidad de ventajas. ¿Quién lo dude que levante un dedo? No se levantó ni uno. Pues claro que sí, esto viene a ser como la cosa de los políticos. Yo te ayudo, tu me ayudas, él me ayuda… Llegando a casos vergonzosos.
Una mujer entrada en años, explicó con toda clase de detalles, que yo no haré, que el hijo de unos vecinos cometió una chiquillada. Por supuesto que resultó un gran disgusto para su madre viuda y con un sueldo que no basta per res. Aquel se vio entre rejas, algo difícil de superar para la pobre mujer. Pero más vergonzoso resultó comprobar la actitud de la Justicia con el hijo de otra familia conocida suya que cometió lo mismo y por ser muy amigos y colaboradores con ¿? No fue a la cárcel, lo mandaron a encalar capillas. En la tienda de na cadireta coixa, donde se debatió el tema, se escucharon mil casos, y esto que Mahón es pequeño, pero todos nos conocemos.
Una más de las clientas de la tienda de ultramarinos que escuchaba i no deia res, asentía con la cabeza. Al final se atrevió y comentó: Muchos dicen que esto tan solo sucedía en tiempos del franquismo. Que equivocados están. Desde que el mundo existe ha venido sucediendo. Con el rey, con la república, con primo de Rivera, con Azaña, con Franco, con Suárez, con Felipe González , hasta nuestros días. Lo que más duele, no es el chaquetismo, es comprobar que toda clase de estamentos, moros i cristians, participan del juego. No hi ha vergonya.
Antes de continuar y de que se me olvide, deseo felicitar al nuevo compañero en las páginas del Menorca. Me refiero a Juan Pons . En su sección Pedraules. Espacio que echábamos en falta desde que subió al cielo dony Pere Melis al cel sia . Era preciso disponer de alguien con la suficiente preparación y fiabilida que volviera a llenar uno de los espacios de nuestro querido diari.
Una vez hechas estas anotaciones, me dispongo a escribir un año mas la carta con destino a Oriente.
Mis queridos Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar:
Después de daros las gracias por los obsequios de 2012, comunicaros que en esta ocasión nada os pido ¿Que más podría pedir, teniendo salud, trabajo y una familia unida?
Tan solo comunicaros que detrás de la puerta de la cochera, encontraréis varios sacos, cestos y cajones llenos de infinidad de cosas para que vosotros las distribuyáis, entre las familias que consideréis mas necesitadas.
Añadir, que lamentamos la vuelta de campana que hemos dado. Cómo ha cambiado la sociedad. Los mismos que vivían en la abundancia, hoy no disponen de trabajo. Y sin él, es imposible caminar por la vida.
Si os es posible, dar un toque de atención al ministro de sanidad. Tal vez dejándole una sarria llena de carbón de cok, para que se de cuenta que peor de lo que lleva la cartera, es imposible. Que espabile, que no se evada con sus actuaciones.
¡Ah! Se me olvidaba. Si al pasar por Trepucó os apetece descansar un rato, no dudéis en hacerlo. Para ello os dejaremos varias butacas, un termo con café con leche. Una botella de coñac. (Enteradas que a Baltasar le encanta ponerse un rajolí ). Panecillos de Viena con embutidos de la casa, y pastas típicas. Crespells, flaons, formatjades , y una coca con sobrasada. Esperando que todo sea de vuestro agrado.
Y nada más que mandaros un beso con pipius.
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margarita.caules@gmail.com
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