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Parece que la lengua está de moda. "Yes, it's fashion". Por muy diversos motivos vemos como hoy todo el mundo habla de la lengua. No de la lengua viperina de algunos ni de las destrezas particulares que cada uno/una puede tener con la suya propia sino que se habla de lenguas en general. De lenguas musicales (los Rolling Stones, con el rock como lengua propia y cuyo logo representa el contorno de la imagen que acompaña este escrito, acaban de dar unos magníficos conciertos que han hablado por sí mismos) y de lenguas politizadas (el bluff del ministro Wert ha servido para devolver el nacionalismo cerril a las barricadas). Sí, se habla de lenguas que unen (el rock) y de lenguas que son utilizadas para separar.

La lengua es un apéndice móvil e impar de nuestra boca que "desempeña funciones imprescindibles para la masticación, la deglución, el lenguaje y el sentido del gusto". Pero hay quienes quieren que la lengua desempeñe también otras funciones alejadas de su objetivo natural. Le requieren funciones políticas. Por eso la lían continuamente.

Hace unos días estuve en Gradinata, uno de los locales que mejor resisten la crisis en Mahón gracias al buen hacer profesional del amigo Chiqui. En la barra, y mientras observaba dos pinturas del fotógrafo Calafat que cuelgan ahora en sus paredes y que hablan por sí solas, me abordaron dos personas extranjeras muy elegantes, un señor alemán y una señora italiana, residentes en la Isla, que dijeron ser lectores de mis escritos. Lamento informar que hablamos en español (parece que lengua impropia en Menorca según algunos). Me señalaron que en muchos de mis escritos utilizo algunas expresiones en varias lenguas lo que les gustaba especialmente. A mí también, por eso lo hago. Es una forma de resaltar mejor mi pensamiento no adscrito a localismos.

Hay algunos que solo dejan expresar los sentimientos en la lengua que ellos, en su pretendida posesión de la verdad exclusiva, se creen autorizados a permitir. Son los que impiden que los otros elijan. Son los dictadores lingüistas. Son los que sufren una patología peligrosa que solo conduce al totalitarismo cultural. Son los que adornan y apoyan su obstinación con toda clase de argumentos mil veces fracasados por enfrentados a la realidad social en la que viven y por los evidentes resultados conseguidos. Son los que forman un retén bullicioso temeroso de perder su influencia a pesar de que ello ciertamente mejoraría la educación.

Menorca debe de ser uno de los territorios donde existe mayor número de licenciados en lengua "pompeufabriana". Están en todas partes, salen "a boldros". Surgen especial y periódicamente en las zonas húmedas frente a las fachadas de algunas administraciones y ahora, en época de "esclatasangos" se muestran en todo su esplendor. Un proyecto de ley decadente (por timorato y por renunciar a lo que es una necesidad evidente en cualquier país europeo "normalizado": la enseñanza unitaria en la lengua común) es magnificado como un ataque letal, como "A massive attack". "Un escándalo mayúsculo, un atentado" dicen. Pero a lo que realmente teme esa clase de adictos "pompeufabrianos" es a quedarse sin empleo. Combatir esa lúgubre perspectiva sería comprensible y loable (comer es vital) si no se ocultara bajo amores que impiden la libertad de los otros. Se manifiestan no por amor a nuestra tierra (bilingüe) sino para no perder su puesto de trabajo. Para mantener el cerrojo a una libertad que les dejaría en la calle porque serían reemplazados por profesores en inglés.

Sí, la lengua está de moda. Unos dicen que la moda incomoda mientras otros aseguran que la moda se acomoda. Diversidad de opiniones. ¡Qué pena que no se acomode al sentido común lo que está de moda! "How sad, indeed".