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Parece que no sobreabundan en la historia escrita de Menorca los relatos de actos puramente heroicos más allá de los conocidos sacrificios de algunos habitantes de Mahón y Ciutadella cuando las "razzias" musulmanas de la Edad Media (obvio los crueles sucesos de la pasada guerra civil). Pero principalmente los menorquines hemos sido simples testigos de nuestra historia. Han sido otros quienes mayoritariamente han luchado y se han matado por conquistar y defender nuestra isla. Quizás otros actos ejemplares no se hayan sabido transmitir a la posteridad porque extraña que no haya un amplio catálogo de hechos a admirar con tantas vicisitudes históricas acaecidas en la Isla.

De cualquier forma hoy no me refiero a los actos donde la violencia ha estado presente, sino a los actos heroicos de resistencia. Me refiero concretamente a la voluntad de una parte de nuestra sociedad por querer mantener unas características que la identifican más allá de los vaivenes económicos y políticos que padecemos.

Hoy tampoco me admiraré ante la evidente resistencia de los menorquines en querer preservar su forma dialectal propia, tan agobiada estas últimas décadas por una corrección política foránea que nos ahoga. Tampoco entro hoy en las múltiples prohibiciones que dificultan el ancestral "ser menorquín" (pronto prohibirán también "anar a romandre" o "prendre una pallofa"). Me refiero en positivo a unos grupos de menorquines que contra viento y marea persisten en mantener una tradición que ha caracterizado a nuestra isla desde hace ya casi un siglo. Me refiero a esa especie de "resistence" a la francesa que contra todas las dificultades se mantiene erguida y orgullosa por preservar el legado industrial que han recibido de sus antepasados. Son los que, sin desfallecer, siguen luchando por prestigiar a nuestra isla vendiendo un buen producto a lo largo y ancho de todo el mundo. Son los que, más allá de demagogias, sí "s'estimen" Menorca. Porque le dan trabajo, la dan a conocer y la engrandecen.

La industria en Menorca se ha basado principalmente en el calzado y en la bisutería. Muchas familias han venido viviendo de ellas. Y ahora, después de todas las crisis sufridas, son de admirar los que aún resisten a la competencia asiática, a las condiciones de un mercado globalizado, a las cada vez peores dificultades con el transporte, al encarecimiento de la importación de materiales, etc. Sí, contra viento y marea hay descendientes de aquellos pioneros industriales de mediados del pasado siglo que siguen erre que erre con la tradición de lo que es su forma de vida. Por motivos personales hago especial hincapié en el sector bisutero. Aunque han caído muchos todavía persisten las sagas de los Gelabert, Vidal, Sintes, Mir, Moreno, Gomila, Hernández, Camps, Fernández, Roters, Marqués, Torres, Pons, etc. etc. Unas sagas que han heredado el amor por un trabajo bien hecho que intenta mantener la personalidad industrial de nuestra isla. Son los nuevos héroes menorquines.

Desde mis pasadas responsabilidades en SEBIME siempre fui testigo del apoyo recibido por parte de los políticos del momento. Guardo buenos recuerdos de Tirso Pons, de Tobal Triay, de Berto Moragues, de Joan Huguet, etc. Todos ellos ayudaron al sector. No abogo por milagros en momentos de dificultades económicas, pero sí por un respeto para esos héroes menorquines que luchan por su isla no desde, repito, la demagogia sino desde el esfuerzo diario.

Notas

- Águeda Reynés se está convirtiendo en una gran alcaldesa de Mahón. Valiente, decidida y muy pegada al pueblo, impulsa la recuperación económica de una ciudad que se encontró destartalada.

- ¿Será el moderado e inteligente Joan Mesquida el revulsivo que necesita el PSOE para alejarse de su desgraciada sumisión al nacionalismo que lo corroe?

- Reunir a más de cincuenta personas en Mahón un martes lluvioso y con partido de Champions tiene su mérito. Así lo hizo Jorge Campos (Círculo Balear) esta semana. Un éxito.

- Esta noche actúan en Sant Climent "Speedway Jam", probablemente el mejor grupo de rock tradicional de la Isla (con el londinense Nick al piano). Diversión asegurada.