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La iniciativa del Ayuntamiento de Maó de crear un grupo de trabajo público-privado para reactivar POIMA es un primer paso para dar respuesta a las no pocas necesidades que ha ido acumulando esta zona, principalmente en las fases más antiguas donde el deterioro es más que evidente. El reto es doble. Por una parte, desarrollar un plan de actuación para la mejora de las calles, aceras, accesos y circulación. Para ello se destinarán 70.000 euros en 2013. El único pero, es que se quedan fuera dos demandas históricas y no menores: solucionar el problema de los pluviales y la canalización de servicios. El otro objetivo se presenta más complicado: revitalizar la actividad industrial de la que durante muchos años hizo gala el municipio y que ha ido perdiendo peso, en unos momentos en que la coyuntura económica ayuda muy poco. Como bien dice la alcaldesa, Águeda Reynés, hay que huir del monocultivo del turismo. Sin embargo, este desafío supera las posibilidades del Ayuntamiento, a pesar de las bonificaciones fiscales y la agilización administrativa. El empresario precisa, además de tener un marco adecuado para implantar nuevos negocios y crear puestos de trabajo, que fluya el crédito bancario. Este es el mayor freno que padecen los emprendedores.