Me cuenta un buen amigo catalán que en Barcelona algunos están muy, muy ofendidos y muy frustrados. Son esos actores y actrices engolados y englobados en la denominada Hermandad del "Rovell de l' ou", que diariamente protagonizan y representan la divertida serie "Pasión de catalanes" (Carlos Herrera dixit). La culpa de tal frustración es motivada por un sencillo inmigrante argentino que mide poco más de un metro sesenta de estatura y que demuestra estar obsesionado con su abuela a la cual homenajea devotamente cada domingo cuando sale de excursión a un campo cubierto de hierba.
Según ha trascendido, aquella Hermandad del "Rovell de l'ou" considera una auténtica ofensa que después de que toda su cofradía sintiera y tratara a este "pibe" como su héroe emocional y nacional durante los últimos años, ahora, éste, les haya pagado con la moneda del desprecio a lo que ellos consideran su "ou" existencial.
Resulta que este chico, por más señas goleador de fútbol, acaba de ser padre de un niño nacido de una relación con una chica argentina. Si descubrir esta relación ya supuso en su día un jarro de agua fría, "un cop de falç", para la Hermandad (que se interrogaba incrédula ¿cómo no ha elegido a una de las nuestras?), ahora la cosa ha superado todos los límites. Y, claro, se ha desbordado la pasión. Lo que ha provocado ese disgusto incontrolable ha sido que este argentino haya osado bautizar a su hijo con ¡un nombre argentino¡ Thiago, por más señas. "!Això és intolerable¡ ¡Quin poca vergonya¡" "!Sembla mentida¡" "! Tants d'anys visquent amb nosaltres i ni tans sols ha normalitzat el nom del seu fill¡" ,"Amb tots els calés que li paguem…. això és un atac a la nostra identiTat¡"…. (Tat per un forat).
Pues sí, el motivo ¡ay, de tanto desespero! es que el inmigrante ha preferido mantenerse fiel a sus orígenes argentinos y no perder su identiDad (Dad) al haber rechazado integrarse en algunas de las logias que dan calor y color estelado a las representaciones teatrales tan en boga estos días.
Acostumbrados a los tratos fenicios, la Hermandad (cabreada porque el pibe sigue hablando en argentino y no en la lengua que toca) esperaba la firma de un acuerdo comercial con el "noi": "Nosotros te "seguim omplint les butxaques" y tú nos promocionas nuestro "ou" ante al mundo". Sí, muchos esperaban un gesto de integración-agradecimiento del inmigrante argentino y deseaban le impusiera a su hijo un nombre imperial como Jordi o, incluso y mejor, Artur. Hubiese sido un homenaje a quien actualmente, a día de hoy, conduce al pueblo catalán de victoria en victoria hasta la derrota final: el conocido súper agente comisionista 003%. Pero no ha podido ser. El pibe ha preferido el tango a la sardana. ¡Ah, y lo otro tampoco podrá ser¡
Notas:
- En el pasado Pleno del Ayuntamiento de Mahó – Mahón fue muy comentada la presencia de un bullicioso número de foráneos procedentes de diversas y distantes poblaciones de la Isla que se mostraron muy interesados en las cuestiones domésticas mahonesas. Ese curioso interés (¡how snoking¡) demuestra que, después de años de penumbra, la tradicional sociedad liberal mahonesa, que aún mantiene ciertos resortes anglófilos, vuelve a impartir cosmopolitismo en los comportamientos estancos de los pueblos circundantes.
- "Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea". Stefan Zweig.
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