Unos días antes del comienzo de los J.J. O.O. leí en "La Vanguardia" de Barcelona los resultados de una encuesta, que en si me pareció sin mucho sentido, sobre la opinión de los lectores del número de medallas que conseguiría España en los Juegos. Concretamente se preguntaba si los españoles conseguirían tantas, 18. como en Pekín. Me parece un poco ridículo hacer encuestas para predecir el futuro, pero lo que realmente me sorprendió fue el no rotundo de una mayoría de lectores.
Los españoles tendemos a ser muy negativos acerca de lo nuestro. Personalmente me molestó esa actitud y eso me ha llevado a seguir la cuenta de las medallas con un interés nada común en mi con temas relacionados con el deporte.
Si la encuesta se hubiera hecho en E.E.U.U. sobre la esperanza en los equipos nacionales, estoy seguro que el resultado sería el opuesto. En primer lugar porque aquí tendemos a creernos los mejores del mundo, muchas veces por ignorancia de lo que pasa en el resto del mundo. Pero, más importante desde mi punto de vista, para apoyar a esos jóvenes que durante años se han preparado con gran dedicación para este acontecimiento. Hay aquí una tendencia a actuar positivamente en todas esas cosas.
El resultado ya lo sabemos, España consiguió 17 medallas, no 18 como en Pekín, pero totalmente comparable. A mi me demuestra ese resultado que no había ninguna razón para esa negatividad. Como no la hay en muchos cosas en donde percibo a veces esta actitud negativa. Pero no fue así la reacción de algunos, en una segunda encuesta después de finalizar los Juegos en la que se preguntó: "Que nota le pondrías a la actuación de España en Londres?" y un 47% les dio suspenso. No puedo entender la actitud de quienes votaron así.
El seguir lo resultados de los Juegos me ha permitido darme cuenta de otro aspecto que considero muy interesante. Las españolas han sido las que más medallas han aportado al país. Para mí el cambio del papel de la mujer en la sociedad española es uno de los éxitos más importantes en las últimas décadas.
Cuando era joven y vivía en España, había muy pocas mujeres que emprendían una vida profesional. En la Universidad, el número de chicas estudiando Ciencias era muy bajo, y creo que de mi generación poquísimas llegaron al grado de Doctor. Las Ciencias era cosa de hombres.
En veinte años, la situación había cambiado totalmente. Cuando empecé una colaboración con uno de los grupos en el CIEMAT de Madrid en los 80, el numero de mujeres científicos en el grupo era más o menos igual al de los hombres. Ese cambio fue para mi sorprendente por el poco tiempo que había pasado.
Curiosamente, yo me enfrentaba en E.E. U.U. con la situación contraria. Aquí el número de mujeres que estudian Físicas es mucho menor que el de los hombres. A la hora de adjudicar puestos posdoctorales, había presión por parte de los políticos a que se aumentara el número de mujeres. Ciertamente yo analizaba con más cuidado los casos de mujeres que pedían un puesto posdoctoral para asegurarme de que se les trataba justamente, pero darles el puesto pasando por encima de un candidato con mayores méritos me parecía un insulto a la mujer y algo totalmente inaceptable. A las mujeres que se les dio una posición posdoctoral fue porque eran los mejores candidatos.
El problema del número reducido de mujeres en algunas carreras de ciencias tenía que atacarse en la raíz. Por alguna razón, las niñas, en los primeros niveles de enseñanza, cogen la idea de que los estudios de física no son para ellas. Por tanto de niñas es cuando se ha de mostrar que cualquier trabajo profesional es compatible con el genero. Pero muchos de los políticos aquí como en otro sitios, no quieren resolver los problemas a largo plazo, lo que quieren es que parezca que resuelven problemas. La consigna era solo mejorar las estadísticas, no analizar las causas y buscar soluciones. Por tanto el problema seguirá.
En España si ha habido en este aspecto un cambio sustancial aunque quede mucho por hacer y se puede y debe estar orgulloso de ello. Cuando las cosas no van tan bien como nos gustaría es bueno pensar que si hay cosas que funcionan mucho mejor que antes y que somos capaces de hacerlas funcionar cuando queremos.
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