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El Gobierno ha anunciado que mantendrá la ayuda de 400 euros a personas sin empleo que hayan agotado todos los subsidios. El presidente Rajoy matizó, sin embargo, que este plan "se mejorará". Alrededor de este tema, muy sensible sobre todo entre quienes perciben este dinero, se ha organizado una considerable polémica política. Entre otros motivos, porque el plan actual caducó el miércoles y no se aprobará su renovación hasta el Consejo de Ministros del día 24, a pesar de que ello no debe tener consecuencias prácticas. La "mejora" anunciada, al parecer, pretende evitar la picaresca y que sirva para lo que se planeó, encontrar empleo. Si hay personas que se benefician y no lo necesitan, hace bien el Gobierno en extremar los controles. Sin embargo, hay que evitar que la imposición de nuevas condiciones para percibir esa ayuda excluya a personas que realmente la necesitan para vivir. Es cierto que alrededor de los subsidios puede haber quien ha organizado una forma de vida sin esfuerzo, pero estas excepciones no pueden perjudicar a quienes viven el desempleo como un drama personal y familiar. Encontrar un trabajo sigue siendo el objetivo, pero no se ha inventado el plan que asegure que con formación y esfuerzo se consigue un empleo. El Gobierno ha de ser justo y sensible al desamparo.