Sábado 11 de agosto, de regreso de conducir las vacas a la tanca, donde pacen en busca de cobijo, encontrando se con la sombra de los ullastres, un humeante olor a café des bo, me animó a leer la prensa entre sorbo y sorbo en la pequeña pantalla que me lleva de aquí allá recibiendo noticias de unos y otros. Una grata y entrañable sorpresa me aguardaba. Emotivos renglones escritos por mi admirado amigo el doctor Fabián Isamat, El que fuera presidente de los neurocirujanos europeos en los años ochenta. Una institución de la medicina y cirugía barcelonesa y española, de arraigada familia, caballero donde los haya, que no precisa ni capas, ni bandas ni condecoraciones para demostrar su sabiduría, anteponiendo a todo ello, su generosidad humana, su amabilidad, con su mirar claro y transparente.
Lo conocí subido en un mehari, junto a una preciosa mujer a juego con sus virtudes . En aquel instante, se encontraba aparcando el descapotable, frente la iglesia del Carmen, cuando el aparcamiento se compartía junto a los carros que proveían ses placeres. Su vestimenta, lo diferenciaba de los habituales turistas, convirtiéndolo en uno más de los mahoneses que fieles acudían a la cita de davall sa plaça.
Pantalón corto, abarcas, colgando en su hombro una gran cesta de palmas de largas asas. Se le veía de lejos, dando vueltas charlando con las placeras, cuando todavía la mano destructora no se había apoderado de nuestro mercado, destruyéndonos lo que era sa nostra plaça.
Debo añadir, que al descubrir a los Isamat, pregunté si se trataba de una pareja de artistas. Eren tan guapos, tan plantosos. Quien me iba a decir que años después, le haría una entrevista, gracias a mis amigos Inés y Juan Vives.
Fue un oscurecer maravilloso, ¿estaría soñando? Yo, la del talaiot, fue gracias a la ayuda que me preparo na Praxedies, varias tazas de tila, con canela en rama y unas hojas de herba lluïsa.
Repito, me alegro su mensaje, mientras me conmovía el estado de salud de su querida Marivi, nada sabia desde el pasado verano, notificándome que de haberse encontrado en Mahón se hubiera vestido de negro apoyándome y respaldándome en todo cuanto ha salido hoy (por el sábado pasado) en mi Xerradeta.
Gracias, doctor Isamat. Si los mahoneses hubieran apreciado nuestro puerto como siempre lo ha hecho usted, junto a su esposa, sus hijos, y nietos, hoy nuestra rada no se habría convertido, en un mercadillo de baratijas, repleto de humeantes humos de aceite barato y el hazmerreír de tantos.
Se imagina doctor Isamat, el puerto de Mahón reemplazado por un proyecto en poniente. Un nefasto brazo, mal planificado, en donde los pasajeros se las ven y las desean al tener que bajar haciendo un largo recorrido, para mayor vergüenza de los hijos de esta tierra observándolos cargados, hasta llegar a su punto kilométrico.
Nuestro puerto, uno de los más seguros, visitado desde tiempos remotos, ha sido desdeñado por la autoridad competente. El mismo que fue visitado en todos los tiempos por fragatas, buques de guerra de todas las banderas y toda clase de anclajes. Oh Dios… De ahí, la vestimenta de luto riguroso, mi corazón se encuentra en el más triste de los momentos que persona humana pueda percibir.
Se ha pretendido dar la vuelta a la tortilla. Antaño las navieras disponían de sus almacenes en Mahón, haciendo la distribución a los respectivos pueblos, lo normal. Ahora es de risa. Las mercancías llegan al simulacro de puerto de poniente, los camiones la cargan, la llevan a Mahón, nuevamente la cargan según reparto de las poblaciones, vuelve hacer carretera hasta llegar al nuevo destino. Un disbarat, una perdida de tiempo, de trabajo de camiones, un ir para arriba y para abajo innecesariamente. ¿Para qué? ¿Qué se pretende con ello?
Tal vez en otra ocasión continuaré con este tema que tanto nos afecta. Hoy lo dejo anclado aquí que faci aigo. Ahora prefiero navegar con mi barquichuela, en las tranquilas aguas de mi puerto, el de los años setenta, setenta y uno. Amarrada en una de las anillas frente la fábrica del gas, me dirigí en es magatzem del amigacho y compañero de fatigas de Gori, Juanito Petrus. Casi siempre los mismos contertulianos Andres Casasnovas, que se iba ilustrando para un posterior trabajo que li va sortir redó de la época de los ingleses y el amor de un lord con una mahonesa hija de familia de señores vinguts a menos. Mientras tanto, Miguel Barber Barceló hacia lo propio sobre una separata que le habían encargado en la redacción de la popular "Revista Balear". Este dato lo recuerdo perfectamente, por motivos que no vienen al caso. Con la particularidad que poco pudo ayudarlo, en Petrus, quien lo cercioró al dedillo fue otro gran profesional de la aixa, Bartolomé Taltavull Saura, hijo de don Antonio Taltavull Vidal ( 1880-1961) procedente de la vieja escuela. Los Femenias, Terrés, Tudurí.
En este momento recuerdo otro de los grandes de baixamar. El patrón Antonio Previ Seguí (1886-1944) el que revolucionó el mundo de la vela, sufriendo duras críticas por los ancianos de la época, tuvieron que claudicar y felicitarlo efusivamente. Me decía Gori. Fue único, su peculiar manera de cortar lo que debía ser la guía y camino de embarcaciones, la primera de ellas fue el velamen del Cecilio y el segundo Jover. Ambas a la moderna…
Tal vez seré repetitiva, ya se sabe, a medida que una se vuelve chica mayor, repite las cosas con más o menos frecuencia, y la historia de su familia con Mahón la habré escrito varias veces merecidamente, dándonos el testimonio de padres jóvenes con sus pequeños, dejaban la ciudad condal, un bon cotxo i una bona casa, con tal de disfrutar de nuestro puerto.
Como dice el filatero, el cambio no era a mejor, era vivir a la antigua, las modernidades las disfrutaban el resto del año, aquí un pequeño espacio con ducha, los fogones de toda la vida, paredes encaladas, oliendo a mar a moho, a un tiro de piedra es llenagai, desde sus habitaciones se escuchaban los murmullos de los chicos, gozando del chapuceo matinal.
Como si fuera ahora, señor Isamat, los veo en baixamar, en un viejo almacén, frente es llenegall donde Juan Garriga "en Terrasa" tiraba su bote al mar, mientras su esposa Adelaida desde el pequeño balcón se saludaba con sus vecinas. Julia, que lo fue de esta servidora toda la vida en la calle de Santa Catalina. Y su esposo, en Pelegri, pescador, marinero, mariscador, chiflado de la mecánica, mejor persona mas que amigo, familia propia del mecánico de la motora. Mi admirada Marina Pascuchi "sa fornera", inventora de las tornelletes salades, y su esposo Quipus Morro, propietarios del horno de la calle de Santa Teresa. Y otros tantos, recordados con cariño.
Poco a poco, aquel almacén con vistas al mar se fue adecuando a las nuevas necesidades, los hijos volvían mayores, y los dos ventanucos, fueron convertidos en un ventanal desde donde se dominaba totalmente el puerto de Mahón.
Al frente Cala Rata, la ensenada de la misma y la antigua caseta des Canonge, hoy derruida. Sa punta de s'inglés i es norai. S'ensenada des riu Pla. Es viver d'en Mollets, ses casetes de mestre Benet o de pedra, es bastiments nous, sa punta de sa Nou Pinya, sa caseta de n'Estela, y hasta aquí todos estos nombres fueron usados por los mahoneses de 1908 a ¿?. Nací en el 44 y mi padre siendo yo una niña los continuaba citando, cuando ya se encontraban los Moysi, los Carreras, los Gardés, los Montañés, los Clar, etc.
Debo despedirme, llega la autoridad, debo decantar el carretón i en Blancu, no hay suficiente avenida con la que trazaron junto al mar, es tantísima la aglomeración que acude a baixamar a pie , que el espacio para los coches no da de sí... faltaria més.
Recuerden :
En baixamar no pueden amarrar embarcaciones provinentes de familias obreras, no se puede nadar, no se puede pescar, no se puede mariscar, no se puede subir embarcaciones en los llenegalls (se quitaron del mapa), no, no, nonoooooooooooo…
Atención, pueden viajar en tren, a ritmo del himno nacional. Es ruc va caure, va llenegar...
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margarita.caules@.com
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