El periodismo, sobre todo el deportivo, rebosa de tópicos y de vivos que están muertos pero caminan y, la verdad, no lo terminan de tener muy claro. Perlas como "no hay rival fácil", "la culpa la tiene el árbitro" o "el contrario es mejor de lo que explican sus resultados", inundan cansinamente las páginas de deportes a la espera de que surja un valiente que le eche lo que hace falta y diga "sí, somos la leche y vamos a ganar por goleada, le meteremos la del pulpo", etcétera. Otro aspecto que me aburre es el de "dejarse la piel sobre el campo", "sudar sangre" o "morir matando". Me superan porque generan unas expectativas en los lectores que luego, feliz o infelizmente, no se cumplen. Y claro la culpa, como siempre, es del periodista.
A mis veinticuantos me he cansado de cubrir ruedas de prensa en las que los protagonistas aseguran que morirán en el terreno de juego por orgullo o porque se lo deben a los aficionados. Al principio me fascinaba pensar que el nivel de compromiso con una entidad podía tomar este cariz, pero al final la decepción se convirtió en un hábito. Iba al campo y nadie moría, nadie mataba, nadie sudaba sangre... Y lo que es peor, nadie lucía ni un mínimo detalle que me llevara a pensar que realmente le importaba la ilusión que movían entre los aficionados que, al final, son los que pagan.
Está claro que intentar emular las épicas batallas que disfrutamos en el cine donde abundan los discursos motivacionales puede ayudar a que los jugadores o la propia hinchada llegue hasta puntos inimaginables. Recuerdo haber soltado algún monólogo en el campo de rugby y puede que algún otro en el de fútbol. Mis compañeros, creo rememorar que no acabaron muriendo sobre el campo ni nada que se le parezca, quizás perdimos, quizás ganamos, a estas alturas lo mismo me da.
Pero viendo como está el deporte hoy en día lleno de ególatras, mal criados y pusilánimes, entre tú y yo amigo lector, ¿ves a Cristiano Ronaldo convencido de morir o matar sobre el césped del Bernabeu? A mí me parece que mientras los entrenadores esperan que los jugadores hagan acopio de valor, orgullo y entrega, éstos prefieren morir solo a ratos. Quizás no les compensa. Yo, en el fondo, les entiendo. Si a ti te pagan millones por jugar con la pelota, ¿te pondrás ahora a morirte y esas tonterías? A ver si todavía te harás daño.
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