Ya advirtió Schopenhauer, que era alemán, que la vida humana suele oscilar, como un columpio, entre dos males igualmente devastadores: la angustia y el aburrimiento.
Al primero, hoy lo llamamos estrés. La mayor preocupación que nos acucia, consiste en poder cubrir nuestras necesidades básicas de una manera digna. Alimentación y vivienda estarían entre las primeras del ranking. Pero luego hay muchas otras para elegir. La seguridad, es una necesidad que las compendia y agrupa todas. Mejor dicho, la sensación de seguridad, que es tanto o más importante que la seguridad en si misma, puesto que nos mantiene permanentemente en vilo. Por eso, un equilibrista puede sentirse seguro haciendo sus piruetas sobre el alambre y, en cambio, un multimillonario puede vivir muerto de miedo y aprensiones, sabiendo que nada de lo que disfruta durará para siempre. Porque las necesidades -como los problemas- si no se tienen, se inventan…Y todo para evitar caer en el segundo de los males anteriormente citados: el nefasto aburrimiento.
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Vuelve la virtud
20/04/12 0:00
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