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No por verse venir, la situación de Grecia resulta menos trágica y dolorosa. La economía europea está pasando su examen a todos los países de la Comunidad y lo cierto es que varios de ellos se encuentran en un suspenso rotundo y por ello están siendo tremendamente controlados.

Las noticias sobre el país heleno son terribles. No entraré en los porqués de los números y las cifras, en el PIB, en la deuda pública de 14.000 millones que vencen en el mes de marzo, en la economía que se desintegra; quisiera referirme a esa población que se desangra de dolor social.

Los jóvenes griegos se encuentran en situación extremadamente precaria, las familias, no sólo las de la clase trabajadora no cualificada, sino esas que denominamos de clase media, no tienen medios económicos. Esto quiere decir que no disponen de un solo euro ni a final ni al principio del mes.

Se está produciendo una situación desconcertante y grave, las familias no pueden mantener a sus hijos y los están entregando al Estado para que los servicios sociales se hagan cargo de ellos. Esto es terrible. Las familias se descomponen de su propio núcleo y los niños se sienten perdidos, no entienden esta situación y el porqué de separarse de sus padres.

Los servicios sociales de Grecia no son equiparables en calidad a los españoles por lo que esta situación está desbordando también a la Administración, construyéndose un escenario realmente doloroso.

No ha pasado aún suficiente tiempo para considerarnos esencialmente "europeos"; ni lo sentimos a nivel personal ni a nivel de país y mucho menos a nivel autonómico. No compartimos los mismos intereses de formar parte del viejo continente, no sentimos la unión de ser familia del mismo tronco, de tener el latín como origen de la mayoría de nuestras lenguas. El euro no ha conseguido lo que sabemos que no consigue el dinero por mucho que las fuerzas económicas insistan.

Pero por ello, no podemos dejar de sentir, como humanos, el dolor y la tragedia de esta gente que está tan cerca. Está cerca desde la cultura misma, desde los valores sociales, desde la estructura política, cultural y económica, y está cerca en la distancia kilométrica de un globo terráqueo que nos sitúa a dos horas y media de vuelo.

Es una tragedia que creo debería hacernos pensar en que aquí y ahora debemos tener claro que no estamos tocados por el dedo divino para que nosotros nos salvemos de semejante situación.

Los servicios sociales de Menorca siempre han tenido la custodia de niños y niñas que por muy diversas razones le son entregados a la Administración. Algunas veces también por problemas económicos familiares, normalmente transitorios.

El tejido social y familiar ayuda mucho en estos casos pues aunque la custodia la tenga la Administración hay acogimientos de familias que permiten a estos niños vivir en un ambiente más propicio. En el caso de Grecia la situación está tan extendida que no parece que sea posible este recurso.

Deberíamos trabajar en común y aprovechar este momento para construir una sociedad más humana y más justa. Nos encontramos en un momento histórico.

Llegamos a un punto y aparte y a un paso de página; lo escrito lo sabemos, lo que queda por escribir lo haremos entre todos.

Recuerdo la obra visionaria "El Señor de los Anillos", en la que las diferentes regiones pasan por momentos complejos, se buscan alianzas para destruir el "anillo" portador de un poder autoritario y cruel exento de los valores esenciales para la convivencia pacífica y la justicia. Sólo la ingenuidad de los habitantes de las tierra media, los menudos, aquellos que se asemejan a los niños, son capaces de destruir el anillo y con ello vuelve la luz a las "comarcas".

La última escena cinematográfica de la obra de Tolkien la protagoniza el Rey del nuevo mundo de luz, Aragon, que reconoce la lucha y el esfuerzo de todos para conseguir la victoria sobre la soberbia y el autoritarismo y pronuncia el deseo de todos en la última frase:

"Este día (en el que le coronan como rey) no pertenece a un solo hombre, pertenece a todos. Entre todos reconstruyamos este mundo para convertirlo en un mundo de paz".