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Hay personas que te hablan de aquella época, hace años, en la que en Menorca podía soplar viento del norte durante dos semanas seguidas. Por desgracia, he podido comprobar que eso es cierto y que, incluso, puede ser peor. Llevamos muchos, demasiados días con un molesto vendaval que por ahora no pretende ceder. Miraba ayer el pronóstico para la próxima quincena y no hay novedades: las rachas de viento se mantienen en unos 50 kilómetros por hora. Desesperante. Quizá sea yo la sensible pero, echando un vistazo por internet, he descubierto que, efectivamente, lo de que según qué tipo de corrientes afectan a los seres vivos es cierto. Todos hemos oído en alguna ocasión aquello de que tanto viento vuelve locas a las personas, pues bien, aunque hay que matizar, no van tal mal encaminado en ciertos aspectos. Según una página de Biología, existen vientos que provocan efectos tan nocivos en los seres humanos que, en extremo, pueden llegar a influir en personas sensibles para que cometan actos desagradables o, más común por suerte, la aparición de los típicos dolores de cabeza, cansancio, agobios, ansiedades y demás molestias. Los estudios científicos han demostrado la realidad de estas influencias, tanto que en la legislación suiza es un atenuante en la comisión de delitos. El caso es que, nos afecte o no, espero con ganas el día que la señora Tramontana conceda una tregua, más que nada porque el ambiente ya está más que limpio desde hace días.