Muy mal deben ver el porvenir los sindicatos, por lo menos UGT, para hacer las propuestas de reforma laboral que ayer se le escucharon a Cándido Méndez. Lo que era innegociable con el Ejecutivo socialista se convierte ahora en posible ante el riesgo de que el PP pegue un tajo más sangrante aún a los derechos de los trabajadores.
Aunque advierten que la subida del IRPF es un golpe durísimo para las carteras de los asalariados, aún así, en un ejercicio de realismo sindical, aceptan la moderación salarial y otros ajustes como forma de llegar a un pacto con la patronal. Al final, la derecha en el poder, va a conseguir al grito de "que viene el lobo" lo que no consiguió Zapatero: que se pongan de acuerdo los agentes sociales.
Puestos a inmolarse en el altar de la negociación los sindicatos, no solo están dispuestos a revisar el tema salarial, sino también la negociación colectiva, los contratos, e incluso el despido. En salarios se aceptaría que estos crezcan por debajo de la inflación en 2012 y 2013. Como alternativa a los despidos proponen que aquellas empresas en dificultades puedan reconvertir empleos fijos en contratos a tiempo parcial mientras dura la crisis. Una lista de medidas que componen una propuesta inédita por parte de una central sindical.
El plazo para el acuerdo con la CEOE termina el 13 de este mismo mes. Podría ocurrir que la patronal, sabedora del apoyo gubernamental con que cuenta de antemano, considere estas propuestas insuficientes. O incluso que el propio Gobierno, que tiene ya el diseño de la reforma laboral que recibirá la aprobación de Alemania también considere la oferta de UGT como "corta".
Conviene recordar que el máximo responsable de la patronal, Juan Rosell, afirmó antes de Navidad que su propuesta para crear empleo pasaba por copiar la formula alemana de los "mini empleos", una modalidad sin derecho a seguridad social, ni vacaciones, ni paro. Con tan "económicos" planteamientos y sabiendo que los recortes de Rajoy juegan a su favor, posiblemente pidan libertad total para los empresarios.
Pese a que destacados dirigentes populares aseguraron, antes de las elecciones, que la sola llegada de su partido al poder iba a trasmitir una imagen de solvencia que reactivaría el mercado, el paro sigue creciendo. En 2012 va resultar igual de difícil, o más, encontrar un puesto de trabajo. Ahora bien, los afortunados que conserven su empleo con la reforma laboral que se avecina no tienen nada garantizado.
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