Y dejo las notas porque un cretino que se acaba de sentar a mi lado está vociferando por el móvil… Parece que su mujer tiene ciática. Apasionante.
10-XII-11
¿Más Europa o menos Europa? Pues parece que las dos cosas. Más Europa en su núcleo duro, exigente y germanófilo, y menos por la defección inglesa, que se augura mala para ambas partes, aunque puede que sea peor para los propios británicos. Ellos sabrán, creo que Cameron se ha precipitado para contentar a sus halcones eurófobos y a los brookers de la City, pero no deja de ser un alivio que se definan de una vez sin ambigüedades con respecto al proyecto europeo.
Pero es el día del Clásico y pienso en él en tanto en cuanto las diversas abueleces me dejan margen. Me siento tranquilo, sin urgencias como en otras épocas (los ansiosos ahora son ellos). Estoy preparado para perder (alguna vez tiene que ser), pero al mismo tiempo enormemente confiado en el grupo humano del Barça. Sólo me preocupa la hipótesis de una debacle (se les ve tan crecidos/creídos…), pero me cuesta pensar que un equipo con tanto talento y tan bien trabajado se disuelva como un azucarillo…
El pánico sólo me dura cinco minutos, los que necesita el equipo blaugrana para recomponerse tras el desgraciado gol inicial. Enseguida me doy cuenta de que el "I have the ball, I pass the ball" (tengo la pelota, paso la pelota, así explicó su sistema Guardiola a un periodista inglés en la rueda de prensa) va a acabar imponiéndose al desgavell táctico del Realísimo (¿de verdad alguien sigue creyendo en ese mantra del "mejor entrenador del mundo" que propaga la prensa madrileña?).
Solo ante el peligro, únicamente un reserva Viña Sastre me acompaña. Una copa por gol y un brindis por Pep Guardiola, un entrenador que no sé si es el mejor del mundo, pero que sí dejará huella en las escuelas de entrenadores por sus novedosos, estéticos, efectivos y flexibles sistemas y por su buena educación, y también brindo por mi jugador preferido (Messi aparte), Cesc Fábregas, el imprevisible y polivalente noi d'Arenys que quiso volver para jugar con sus amigos del cole.
11-XII-11
Hablamos de nietos con colegas de abueleces. Y es que la mirada no es la misma que con los hijos. Quizás temes más porque sabes más. Amas igual, de una forma enfebrecida, primaria, pero observas mejor por la perspectiva y porque te recreas como si estuvieras ante una película de Eric Röhmer en la que casi puedes ver cómo crece una flor… Antes, en tiempos de los hijos pequeños, eras un pipiolo más pendiente de tus inmarcesibles proyectos vitales que de menudencias. Ahora, cuando empiezas a acojonarte ante Lo Inexorable observas más detenidamente a la criatura y revives con mayor lucidez la cadena de la vida que confiere sentido a todo. Y su inconmensurable belleza. A pesar de la que está cayendo (ahora mismo Inés acaba de bañarme en coca cola).
12-XII-11
Comienza el juicio del señor Camps "por unos simples trajes", dicen algunos…
"¿Cómo voy a hacer pasar por un concurso público al Duque de Palma?", se preguntaba el otro día el señor Matas en una entrevista televisiva…
Aceptar regalos de mafiosos a cambio de favores políticos es corrupción, aunque se trate de "simples trajes". Saltarse concursos públicos, también, por mucho que se trate del yerno del Rey. Espero de corazón que Rajoy acabe con la tolerancia hacia este tipo de actividades (la llegada de Paco Camps al juzgado entre vítores es bochornosa). Una democracia seria necesita instituciones serias y tolerancia cero para la picaresca.
13-XII-11
Fin oficial de la era zapaterista. Se va a casa un gobernante insustancial y frívolo, pero no un abortista asesino de niños, ni un cómplice de terroristas, ni el causante exclusivo de los cinco millones de parados. Por eso le pido a un emisario de emails que se abstenga de mandarme panfletos.
15-XII-11
Mañana en la radio de Diana con el director de Es Diari, Bosco Marqués, compañero de pupitre y amigo en mil singladuras periodísticas, y JA Fayas, presidente del Ateneo. Hablamos del acto del sábado (hoy) para el que prometo sentimiento y sinceridad: Es Diari es buena parte de mi vida. Y del Ateneo no digamos…
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