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Defender la hacienda, la honra y la vida, / Son actos que están regidos por el sentido / De la más elemental supervivencia / Desde que el ser humano existe

Estamos indefensos ante los violentos del "trinque" de las más variadas maneras. Unos pocos de los trincones clásicos, tiran por la calle de en medio y van directamente a la sucursal bancaria con el pasamontañas por montera y la pistola o la recortada por debajo de la camisa, para intimidar cuando gritan ¡qué no se mueva nadie, esto es un atraco! No son pocas las veces que estos arriesgados de la vida, en su porfía, van a por lana y salen trasquilados. Los que más abundan son los que han sustituido a los decimonónicos desertados que se echaban al monte en Sierra Morena. Eso en España. Lo mismo que los piratas hacían en Maracaibo o en la isla Tortuga, centros neurálgicos de sus tropelías.

Bandoleros y piratas han sido hoy en día sustituidos por individuos que viajan en yates de lujo o aviones privados, moviéndose de un sitio a otro en pos del dinero ajeno. Aquí en España han hecho su Sierra Morena, su Maracaibo, su Isla Tortuga. Dice la policía que más de 500 bandas de individuos. Unos son expertos en asaltar joyerías, otros en concesionarios de coches de lujo y una buena cantidad que asaltan casas particulares, sobre todo chalets, sabedores de que aquí no se les puede pegar ni una bofetada. Por no poder, ni se les puede dar un buen garrotazo en las costillas a quién te está en la mitad de la noche, amenazando con matarte o con violar a tu mujer y a tu hija.

Uno está orgulloso de vivir en un estado de derecho, donde primero actúa la policía y los jueces después, que son quienes tienen que hacer valer la Ley.

El Estado en quien confía el ciudadano es quién tiene que proteger las propiedades privadas, y poner todos los medios y el empeño para salvaguardarles la vida. A mí me parece fundamental. Pero…en qué sopa no hay un pelo, porque sucede que en este estado nuestro y en ningún otro qué yo sepa, se tiene la infraestructura humana suficiente para tener un policía en la calle de cada urbanización, o enfrente de cada joyería, o en polígonos industriales o en concesionarios de coches, con lo cual, la indefensión material y física en más que evidente. En algunos casos, hasta clamorosa: me refiero a la seguridad en las urbanizaciones.

Si lo cuerpos policiales, en caso de que unos individuos invadan tu hogar, te amenacen, te peguen una paliza gratuita, incluso estén dispuestos a matarte, no pueden ni evitarlo ni socorrerte en esos puntuales momentos, por puro instinto de supervivencia, por sentido común, deberíamos poder defendernos.

La defensa de tu honra, la honra de tus seres queridos, la defensa de tus bienes, y sobre ninguna otra cosa, la de tu vida, no creo que deba ser algo que deba castigarse después.

Eso me parece tan absurdo, cómo cuando pasan estas cosas, culpar al gobierno, culpar a la policía o culpar a los jueces.

Entre tomarse la justicia por su mano y defender la vida, la honra y tus bienes, durante la invasión de tu hogar por una banda de agresivos ladrones, yo por lo menos, encuentro una diferencia abismal.

Lo que no es aceptable, lo que no se puede hacer, es después de uno de estos dramáticos episodios, es ir en busca de quien ha invadido tu hogar, por más que te haya amenazado de muerte, pegado una paliza, manoseado impúdicamente a tu hija o a tu mujer. Eso si es trabajo de la policía primero y después de los jueces, para la aplicación del ordenamiento jurídico en una sala de justicia. En eso estamos más que de acuerdo. Pero repito, si los cuerpos policiales o la justicia, no pueden impedir un allanamiento de morada, un atraco nocturno pongo por caso, la persona afectada, debería de tener todo el derecho a defenderse en ese momento sin consecuencias punibles después. Cómo yo lo veo, un hecho de esta naturaleza, no puede clasificarse cómo tomarse la justicia por su mano.
No podemos ser más papistas que el Papa, dejándonos confundir, lo que es trabajo policial y de jueces, con ese principio ancestral de defender la honra, tu patrimonio y la vida dentro de tu propio hogar. Un hogar no puede ser invadido bajo ninguna circunstancia, salvo lo que estipula la Ley y los Jueces conceden. Ese principio debe ser revisado sin la ñoñería de proteger más al asaltador que al asaltado, sobre todo frente a las agresivas bandas que hoy nos invaden.

"Entre patada la puerta de un okupa y patada a la puerta de un propietario, el segundo es quién actúa al margen de la Ley y el primero es la verdadera víctima". Así lo denuncia con valentía Arturo Pérez Reverte en su artículo "Okupando a Góngora". Megazine de El País 27 noviembre de 2.011.

Cuesta a veces entender que estemos viviendo un tiempo de libertad, por cuanto nunca tuvimos tanta policía, y tanto vigilante jurado, y tantas alarmas que hay que pagar cuando te la montan y seguir pagando todos los meses, con una efectividad nunca del todo satisfactoria, y tantas rejas en la ventanas, que tampoco sirven de nada, por qué las cortan o las reviertan. Los asaltos en domicilios se han convertido en el pan nuestro de cada día.

Y no es lo que más duele, lo que más duele, es saber que algunos de estos detenidos, lo han sido varias veces. Después de haber dejado urbanizaciones donde se han llevado de las viviendas, las puertas, las ventanas, las bañeras, todo el mobiliario y utillaje, incluso en algunos casos, que ya es el colmo, hasta el cableado eléctrico, dejando chalets literalmente con las cuatro paredes y el tejado.

Soy de la opinión, que por lo menos las Leyes, deberían sancionar con absoluto rigor y dureza a esa plaga de delincuentes, que supieran que delinquir en España, no les saldrá gratis. Algunos de esos delincuentes conviene recordar, que además son extraordinariamente agresivos. Si a esto añadimos que las Leyes son laxas y que el asaltado tiene que ser poco o menos que pasivo, apaga y vámonos, por qué si no lo hace así, es fácil que le metan a él en la cárcel en vez de al delincuente.