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Seguimos 'erre que erre'. Termina extraoficialmente otro verano con las lluvias y parece que el panorama no va a mejorar. En alto y en nombre de todos los jóvenes y jóvenas, 'menudo tostón de otoño-invierno que nos espera'. No es por incordiar, pero en Menorca si ya se extinguió el conejo gigante y el Myotragus, especies sin las cuales todavía no me explico cómo hemos sido capaces de sobrevivir, ahora la que parece que está en peligro de desaparecer es la juventud y sus sucedáneos. Menorca, en muchos sentidos, mata de aburrimiento a la mayoría.

Por suerte me considero uno de los pocos que no se aburren en esta isla. Invierto mi tiempo en pasear, pescar, quedar con mis amigos o ir al cine. Con eso ya tengo cubierta mi necesidad básica de ocio. No soy partidario de las grandes discotecas ni similares, afortunadamente, pero resulta que muchos amigos y amigas sí que los precisan. Sucede, con la llegada de septiembre y octubre que muchos de estos mozos ante el gris panorama que acompaña a Menorca optan por largarse en busca de nuevas aventuras en Madrid o Barcelona, donde la diversión es mayor.

El problema surge cuando los que nos quedamos aquí todavía acusamos más la falta de gente joven y con ganas de hacer cosas. No digo que se infeste 'sa roca' de discotecas y locales sino que se apueste por activar la oferta de entretenimiento para que nadie se aburra. Ya sé que estamos en tiempos de crisis, que no hay ni un duro y que bla, bla, bla... Pero la realidad es que Menorca, igual que muchos pequeños municipios de la Península puede acabar sufriendo una bajada importante de habitantes. Porque, le pese a quien le pese, muchos jóvenes de hoy en día parten más allá del Mediterráneo en busca de algo que les llene. Y me preocupa que cada vez más, éstos se generen un presente y un futuro lejos de la Isla dejándola con un aspecto similar a una ciudad fantasma o al plató de una película de zombies.

Sí, Menorca es la rehostia en verano, pero resulta que el verano o algo que se le parece dura de mayo a septiembre, siendo generosos, y no puede ser que la gente esté hibernando los siete meses del año restantes. No me parece que sea un buen estilo de vida ni una forma de reflotar la economía. Aunque lo dicho, que no es por incordiar, que supongo que es más importante pelearse por si Maó/Mahón se escribe con hache.
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dgelabertpetrus@gmail.com