Se supone que la cultura libera a la persona. Sin duda le amplía los horizontes y la libera de los criterios y clichés usuales impuestos por las ideas dominantes. Permite discutir y criticar esas ideas establecidas. La cultura es esfuerzo y requiere dedicación pero a cambio nos permite disponer de un criterio propio alejado del forfait cultural usual. Es la base para la búsqueda racional más allá de las "verdades" que te sirven como plato diario.
La cultura abre los ojos y cierra los prejuicios.
La cultura ha sido siempre enemiga de las dictaduras porque las incomoda ya que las cuestiona, las combate y no sigue sus reglas. La cultura nunca debería de ser dirigida por una ideología ya que ello la castra y la prostituye.
Desde hace ya muchos años la mayor parte de la cultura en Menorca está principalmente dirigida y supeditada a una idea unidireccional: la del pan catalanismo político. Así en las tres últimas décadas poca cosa se ha "movido" si no ha estado basado en querer atar la Isla a esa dependencia. Ni el PP ni el PSOE han sido capaces de romper con esa inercia, antes al contrario, han debido de ser los cooperantes necesarios para su difusión y asentamiento en nuestras islas.
Todos hemos visto como infinidad de asociaciones, organizaciones, medios, sociedades, festivales, entidades, etc. han sido subvencionadas siempre y cuando dieran prioridad al ideario citado como vehículo unificador de toda la cultura. (Incluso el Ateneo de Mahón vino a bien utilizar un nombre que no ha contado nunca con la aprobación de su asamblea de socios). El castellano, nuestro otro idioma oficial, ha sido prácticamente desterrado. Tampoco el inglés cuenta en la planificación cultural menorquina. Por otra parte, en todos estos años no se ha dedicado ni un sólo euro a promocionar nuestra modalidad lingüística menorquina, nuestra personalidad como isla, con lo que la auténtica cultura popular local está desahuciada. Incluso "los inteligentes" han tildado de "pobre" nuestra habla popular, nuestro acervo cultural. Un humillante desprecio a nuestros antepasados.
Para introducir una variante a esta costumbre, y para ayudar a airear el cosmos menorquín, hace ahora un año se habían previsto unos encuentros universitarios (bajo organización privada) que deberían de haberse celebrado esta pasada Semana Santa. Se trataba de posibilitar una alternativa a esa tendencia casi unidireccional que ha venido teniendo la cultura en la isla en estos pasados años. Se trataba de abrirla. Se trataba de demostrar que la cultura puede subsistir sin la subvención ni el dogma.
De la mano del Catedrático de la Historia de Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos I, Bruno Aguilera Barchet (ver perfil en internet) ligado a la isla desde hace ya muchos años, estuvimos organizando unas Jornadas Universitarias donde iban a participar (de forma desinteresada) prestigiosos nombres de la cultura española. La duración se había previsto en tres días intensos siendo alguno de los temas propuestos: La Historia de España vista desde las autonomías (Historia de España y nacionalismo), La Historia del Derecho en España, Literatura y universalidad, Las Baleares ¿colonia catalana?, Libertades democráticas, etc.
Ya se había trabajado en la infraestructura (fletaje de un avión, hospedaje, etc) y se tenía garantizada la asistencia de más de cincuenta alumnos. Estaba previsto que la lección inaugural corriese a cargo de Fernando Savater. Los cursos estarían tutelados por varios conocidos catedráticos de la Universidad madrileña y también se invitaría a representantes de la Universidad de Barcelona (los prestigiosos Francesc de Carreras y Félix Ovejero) así como a algún profesor de la UIB. Finalmente se contaría con la presencia de Alvaro Pombo y posiblemente con la del historiador Fernando García de Cortazar. Aquello se echó por tierra al dimitir yo como representante de UPyD en la Isla. Una pena realmente.
Nota: Si el valor de una encuesta es siempre cuestionable, lo es más cuando se realiza en un medio que no es usual para muchas capas sociales. Recordemos que hay más de 4.200 firmas de mahoneses que salieron en defensa de los nombres históricos de su ciudad Mahó -Mahón. Ya resurgirán a su tiempo. Contengan la alegría quienes van a perder.
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