14/10/11 0:00
Quizás hayamos vivido todos una ilusión colectiva de nuevos ricos, alimentada por la locura crediticia y una economía con pies de barro. Y probablemente los culpables, parapetados tras las macrocifras incomprensibles para la mayoría de los mortales, siguen sin expiar sus culpas. Pero es hora de mirar hacia delante, porque no hay fecha a corto plazo para que cesen los embates de esta crisis, y la exclusión social, con millones de parados y familias atrapadas por la losa hipotecaria, no es un riesgo, sino que se está instalando entre nosotros; el muro de contención de las ayudas y las organizaciones humanitarias se empieza a resquebrajar.
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