TW
0

Escribir, aparte de procurarte algunos problemillas y disgustos de calibre medio, es ligar con unas palabras determinadas y llegar a hacerles el amor. No solo tienes que elegir el tema a tratar sino que debes de sentirte implicado con él. Y debes de amarlo para lograr que las palabras fluyan con la pasión de unos amantes libertarios. ¿Se puede escribir sin pasión?.

De toda la vida los diarios que siempre habían entrado en casa eran esencialmente el "Menorca" y "La Vanguardia" (entonces "Española"). Los artículos de Augusto Assía ("nickname" de Fernández Armesto) eran un punto de referencia del diario catalán. Estas visitas de la prensa diaria aumentaron en los años de la Transición cuando fue necesario "leerlo todo" debido al ritmo frenético de los acontecimiento que se producían en nuestro país.

Me confieso empedernido lector de artículos. Los creo imprescindibles para contrastar los efectos colaterales que produce una noticia. Afortunadamente la prensa diaria nos depara hoy una gran oferta de magníficos columnistas.

Soy un ferviente lector del amigo Francesc de Carreras cuyos escritos de cada jueves en "La Vanguardia" actual nacionalizada por el nacionalismo, y cual oasis en medio de un desierto lleno de Antics, Barbetas y demás empleados, creo imprescindibles. "El Mundo" nos ofrece una alineación estelar con Arcadi Espada (maravilloso rastreador e incisivo donde los haya capaz de revolotear alrededor de un hecho adobando siempre sus comentarios con una altísima calidad literaria), con Sánchez Dragó (un provocador libertario que ahuyenta a los políticamente correctos y que demuestra tener muchas millas de navegación en el mar de la cultura) y con Salvador Sostres del cual soy devoto. Este catalán, católico como yo y recalcitrante burgués, es un polemista nato cuyos escritos, muchas veces deliberadamente provocativos, le muestran como un ser con fundamentos, alejado de la estupidez de lo ridículamente establecido como norma. Paradójico y contradictorio. También los escritos de José Antonio Marina alumbran con la misma intensidad que sus libros.

"ABC" tiene a los maestros Martín Ferrán, siempre sarcástico y ajustado, y a J.Mª Carrascal que muestra y demuestra su bagaje en la profesión. De "El País", y dejando aparte a los dogmáticos, destaco a Savater (un tío que hace pensar, esa enfermedad que todos rehuyen) y, especialmente, a Vargas Llosa, un excelso narrador. Pero quizás los que ponen la guinda de la gracia y el ingenio (en temas de la vida diaria) habiten en "La Razón". Alfonso Ussía, sarcástico y culto (pero acercado al pueblo) es un" juntador" de palabras excepcional con dosis de hilaridad desbordante. Con su habitual estilo crucifica a quien se le pone a tiro.

Y para acabar rindo pleitesía pública a José Luis Alvite cuyo genio e ingenio alegra la vida a muchos. Una muestra: "Ambos estábamos casados cuando nos conocimos. A mí me atrajo de él su ligereza moral y él se fascinó con mi facilidad para ignorar mi mala conciencia. Cada vez que nos citábamos en aquel hotel nos excitaba la idea de estar cometiendo adulterio. Fue la primera vez en mi vida que comprendí lo agradable que era meterse en la cama para no descansar. No tendríamos que haber cedido a la tentación de casarnos. Nuestro matrimonio fue un error, y cambiar los hábitos de aquel hombre, un estúpido capricho. La excesiva convivencia matrimonial acabó con nuestra ilusión y nos convirtió en hermanos. Habíamos sido felices mientras lo nuestro fue adulterio, pero no pudimos soportar la idea de estar cometiendo incesto". Total.

Pero aparte de estos articulistas excelsos también existen los denominados "escribidores articulados", una subespecie degenerativa de la afición/profesión. Son los que aceptan estar sometidos al yugo del poderoso, al dictado de lo correcto. Son las piezas de una cadena de esclavitud. Son los que camuflados bajo el disfraz de la cultura, la solidaridad, el arte, etc. aceptan constituirse en puntas de lanza contra el Robinson Crusoe que se atreve a defender una visión diferente de la realidad. "Dobermen" amaestrados aunque siempre listos para el ataque. Esta especie, especialmente activa en la "kultureta" concentrada que conocemos y padecemos, se articula desde la pasión del totalitario. Defienden lo indefendible. Son los que dificultan la libertad de opinión si choca con la suya. Son los que se creen propietarios del monopolio de la verdad. Los que desconocen que la libertad tarda pero siempre gana.

Nota: ¡Qué mérito tiene el buen profesional que debe de luchar contra los viejos molinos de viento de la nueva Inquisición!.