TW
0

Muchas de las personas que ayer se manifestaron en Menorca y en otras zonas de España y Europa, bajo el lema "El trabajo decente no es un privilegio", sufren en carne propia la desesperación de permanecer demasiado tiempo en el paro y con pocas esperanzas de encontrar un empleo. Otras, residentes en las Islas, padecen estos días los efectos de los recortes por parte del Govern. Desde esta perspectiva personal, la protesta está justificada. La urgencia de reducir el gasto público para cumplir con el plan de saneamiento se comprende, pero las distintas administraciones deberían atender mejor las consecuencias de las medidas de ahorro. La forma en que afectan a cada uno de los colectivos, sean Caritas, los profesores, el personal sanitario, el Fons Menorquí de Cooperació o la Fundació de Discapacitats, merece un trato más próximo y un esfuerzo adicional de información y transparencia. Por otra parte, los actos de protesta son elementos de crítica a la gestión política, pero no deben ser instrumentalizados por partidos que estando en el gobierno no adoptaron las medidas necesarias para controlar el gasto público. Ahora hay que recordar la necesidad de establecer prioridades y la promoción de un empleo digno lo es, cada día más.