Mientras los candidatos del PSOE y el PP se tiran los pasados y futuros recortes a la cabeza, en estos prolegómenos de la campaña electoral, hay que estar muy atentos a lo que sucede en el día a día en Cataluña.
El ejecutivo de Artur Mas se ha convertido en un laboratorio donde se están experimentando los recortes más severos en áreas sociales de especial importancia para la ciudadanía y que pueden servir de nítido ejemplo de lo que nos espera al resto del país a partir de diciembre.
Hay, además, un argumento que les acerca mucho al Partido Popular, virtual ganador de las elecciones generales según todos los sondeos. La reiterada recriminación, con la que parecen dar por justificado cualquier tijeretazo, sobre la herencia recibida. Como si fueran incapaces de administrar con rigor en tiempos de escasez y de crisis; de racionalizar el gasto, recortando donde menos duela. Optan, sin embargo, por culpar a sus predecesores. ¿Y para eso querían llegar al poder? ¿No habían vendido que cuando su partido recuperara el Gobierno se iban a acabar los problemas?
Hay, no obstante, un punto en concreto que les separa de los populares; el nacionalismo y la defensa acérrima del catalán que hace anteponer el interés de subvencionar el doblaje de películas a la sanidad pública. No es una broma. La Generalitat se ha gastado doce millones de euros en doblajes, subtitulaciones y promoción de festivales de cine en lengua catalana que, por cierto, cada vez pierde más espectadores.
De igual manera, aporta de las arcas públicas cuatrocientos setenta y tres millones de euros a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuales, que cuenta con ocho canales repartidos en siete frecuencias. O se niega a suprimir las múltiples "embajadas" que el tripartito abrió en diferentes países; la última en Perpiñan inaugurada por el propio Artur Mas.
En cambio, no les tiembla la mano a la hora de bajar el sueldo a los médicos y personal sanitario, cerrar quirófanos, urgencias y cargarse el prestigio de una institución como la sanidad pública catalana que era puntera en investigación y buena praxis.
Todo esto demuestra que, a la hora de apretarse el cinturón por la crisis, la ideología de los que tienen que tomar las decisiones es muy importante porque siempre cortarán en función de sus intereses, no del bien público. Así que atentos a los laboratorios.
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