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Ahora que el verano definitivamente se ha largado con otra, a los que nos sienta terriblemente mal la soledad y el otoño-invierno no nos queda otra que consolarnos con los recuerdos de lo que pudo haber sido y de lo que al final fue.

Echando un vistazo rápido al Facebook, y a cualquier red social, uno se da cuenta de que nuestras costumbres simiescas y mediáticas ante las cámaras han cambiado de lo lindo. En el pretérito, el protagonista de la instantánea posaba con los dedos en 'V' simbolizando la victoria en una lucha hipotética y esbozando una sonrisa en mayor o menor medida estropeada pero ante todo sincera.

Ahora que nos hemos vuelto 'gilitontos' con tanta telebasura, Red Bull, reggeton, politonos, 'Fast Food' y amor precocinado nos ha dado por inmortalizar nuestras vacaciones, paseos por la playa, mojitos de "buenas noches" y demás situaciones fotografiándonos los pies. 'Pieses', que diría la gran políglota Belén Esteban.

¿Nadie se ha dado cuenta de que los pies son feos, además de peludos? Pues parece que no. Cuando frecuento mi cyberperfil descubro pies, siempre suelen ir de dos en dos, en un montón de lugares en los que lo último que haría sería fotografiarme de rodillas para abajo. No digo que todas las caras sean atractivas, pero desde luego gustan más que según que pinrel, que parece más propio de Frodo y los demás Hobbits de La Comarca.

No sé si es arte o alguna forma de alardear de pedicura. A lo mejor alguien que sabe embaucar a las personas decidió en algún momento de su existencia que ahora debería estar de moda compartir juanetes, 'sang-traïts' y demás con los colegas. Y claro, como 'culo veo, culo quiero...'. La buena noticia es que todavía no se ha inventado un sistema para compartir olores a través de internet, aunque tiempo al tiempo.

Quizás el próximo 'boom' social de la red será el 'Piesbook' o Tweet-Pies. Una red exclusiva en la que las pezuñas interactuarán entre ellas, sin que el resto de cuerpo tenga potestad. Ya sabes, amigo lector, para ligar, intercambiar fotos u organizar quedadas.

O quizás es que definitivamente el tamaño sí que importa y por eso lo compartimos fotográficamente. Yo, en eso, voy sobrado. Sabía que calzar un 47 en algún momento de mi vida debía servir para algo. Soy el puñetero Nacho Vidal de los pies. Uy... Perdón por la euforia. Se me ha ido el tema de los 'pieses'...
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dgelabertpetrus@gmail.com