Motor OTTO, fabricado en Alemania para trabajar en combinación con aparatos de gas pobre. Las fábricas más importantes de Menorca disponían de uno de ellos - Archivo M. Caules

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Llegó el momento de abandonar o suspender, según les plazca, mi temporada de cocinera. Como dice el fielatero mejor decir de confitera. El ama de la cocina es cosa expresa de Agadet, nadie como ella para elaborar recetas estupendas. Si bien ambas precisamos de los fogones, nuestros cacharros son distintos. Una con cazuelas de barro, ollas y peroles, mientras lo mío precisa de cantidad de botes de cristal llenos de mermeladas elaboradas a la antigua, en uno de estos "tians" enormes, y una olla para el baño maría.

Hay que ver, lo que es la memoria, las jugadas que nos da. Al escribir -la olla- en mi recuerdo ha acudido cada vez que mi madre hacía uso de la misma. Las grandes festividades, en que la mesa del comedor debía ser estirada por ambos lados, cubriéndola con un mantel de hilo, que ella misma bordó de punto mallorquín en tonos azules. Se la dibujó la hermana de Gonzalo Dicenta, primo de los Seguí Mercadal. Casado con Luisa Juan, una joven a la que yo siempre admiré, especialmente de niña cuando una mira con cierta envidia como visten las jóvenes, como peinan y los zapatos con sus tacones, trabajaba en la Telefónica "dalt de cas Gomilas" de la Ravaleta. Luisa, tenía un gran parecido con la actriz Doris Day, lo que revalorizaba más sus encantos.

Debo dejar a mi querida amiga, mandándole "un paneret ple de carinyo" y continuar con lo mío. Confesar que el "figat" que el año pasado elaboré a mi manera con menos azúcar que dicta la receta de mi abuela Juana "sa migjormera" resultó ser un fracaso. Pensar que con el preparado a base de higos y azúcar me había dado tanta fama, bastó el disminuir la cantidad de esta última para perder la credibilidad que a base de horas y más horas frente los fogones "remenant es tià", logré. Alguien dijo que rectificar es de sabios y aún que yo no lo sea, he decidido aprender y reemprender lo de antaño, volviendo a lo de siempre. "Guideta, no facis coses rares". No lo hice para ahorrar. Mi intención de la economía se refería a bajar calorías.

Al regresar a "s'estudiet de darrere", sobre el estante, varios cuadernos. Entre ellos el que heredé de l'amo Tòfol. Sus recomendaciones para este mes de septiembre. Mientras Praxèdies sigue atenta con las recomendaciones a los labradores, Nina prefiere lo relacionado con los hortelanos. Guideta, la romántica del lugar lee: Sembrad las semillas de las renúnculas, iris, tulipanes, adormideras y demás plantas anuales. Quitad los pimpollos a las clavellinas, alelíes y otras semejantes.

La tarde de la fiesta de Mahón, aproveché la calma de la casa. Los aparceros, sus hijos y "missatjes" bajaron a Mahón comiendo en casa del mayoral, el sol primaveral fue adecuado para montar el tenderete. La vieja mesa de cocina, ideal para esta clase de menesteres, repleta de macetas, albergando semillas y bulbos. Indecisa estuvo la señora de la casa a la hora de podar las hortanzas. De siempre se hizo en octubre, pero este septiembre haré la prueba para observar "que tal nos funciona". Espero no suceda lo del "figat".

En el mismo estante, la carpeta roja. Hay varias. Pero a la que hago referencia es una en tono grana con cintas algo revueltas. Me encanta deshacer sus lazadas, la primera vez que lo hice me quede traspuesta. Me la mandó don Leopoldo Victory que vivía en la de Sanjurjo muy cerca de Fortuny (actualmente del Consell) era muy amigo de Gori y eran muchas las tardes que lo visitaba en su garaje de la calle de Santa Catalina 27. Siempre repetía lo mismo… "¡ Ay Gori, estoy tan solo ! Si por lo menos los muebles, los cuadros y trastos que hay por toda la casa me hablaran…". El de la motora intentaba consolarlo y mamá Teresa le entregaba un trozo de coca con azúcar que casi nunca faltaba, y se marchaba tan feliz como sería cualquier niño en aquellos tiempos.

Margariteta petita, de siempre se decantó por papeles, cartapacios y trastos de porxo, ello hizo que el señor Victory me obsequiara con cantidad de papeleo que el bueno de don Leopoldo no quería tirar a la basura. De ahí que se encuentren en mi archivo, documentos de su suegro Esteban Amengual y en mi cabeza navegan infinidad de historias de aquella familia tan malograda, que algún día tendría que escribir. Una de sus penas fue el no tener hijos. Cuando hablaba de ello, algo que hacía con mucha frecuencia, a modo de resignación añadía los abortos que su querida esposa había sufrido.

En invierno, cuando la tramontana se dejaba notar, mi calle la recibía de lleno. Mi padre, para paliar el frío, de buena mañana ya encendía "sa fornal" quemando todo el santo día ramas de romero, el taller olía a gloria, purificación y a todos los santos habidos y por haber. Muy cerca de la "fornal", desde hacia una semana se encontraba un pasmarote, lo llamo tal cual porque eso es lo que a mí me pareció, un enorme motor tan raro tan extravagante como jamás vi otro. Don Leopoldo Victory, hacia días que no se dejaba ver y aquella tarde abrió la puerta con sus "bones tardes Déu mos do", siempre repetía lo mismo. Llegaba algo flacucho, tras padecer una gripe al igual que la que escribe, que era la primera hora que bajaba de mi casa, pensando mis padres que allí estaría caliente y más entretenida, entre unos y otros, siempre venía gente.

Cual no fue su sorpresa al ver el pasmarote como yo llamé, gritando… Gori, échalo de aquí, por favor sácalo del garaje, él… el Otto, fue la causa de mi gran perdida de "doblers". Mi padre con los ojos abiertos al máximo como si se encontraran suspendidos por dos palillos, miraba a la vez que escuchaba las exclamaciones del señor Victory.

Hasta que por fin logró serenarse, a la vez que mamá Teresa bajaba un vaso con agua una cuchara con azúcar y el frasco de la milagrosa agua del Carmen.

Y fue explicando, que un buen día se presentaron en su domicilio dos fabricantes de calzado procedentes de Ciudadela, haciéndole la propuesta de entrar en su negocio, algo que no le interesó, decantándose por prestarles el capital preciso para adquirir un motor OTTO para su fábrica. Puntualizaron los plazos, los intereses y el tiempo para cubrir el préstamo, lo que no sabía el bueno de don Leopoldo era que los fabricantes disponían de billetes para salir de la Isla rumbo al extranjero. Jamás se supo de ellos, incluso dudaba que sus nombres fueran certeros. Poco más recuerdo, pero sí me ha alegrado hoy el encontrar un folleto de aquel OTTO, que dice así:

GASMOTOREM- FABRIK- DEUTZ

Más de 1.000 instalaciones de esta clase de función. Representante en Barcelona, don Pedro Ferla (Ingeniero), calle Lauria 2.

Representante en Menorca, don Elías Conesa, Notario Quintana 28, Ciudadela.

Se trata de la fábrica más antigua y más importante del mundo. Única casa constructora de los legítimos motores OTTO en combinación con aparatos para gas pobre, sistema por aspiración sin caldera sin gasómetro. La fuerza motriz más económica y más sencilla de la actualidad. Instalación sencillísima; 6 a 1.000 caballos.

Funcionan en Cataluña muchos de esta clase. En Mallorca se encuentran diez y uno en Ciudadela en casa de los señores A. Moll y Cia.

A lo largo de mi vida, escuché infinidad de historias de los OTTOS, que muchos menorquines atribuían su invento al alemán del mismo nombre afincado en Alaior.

Lo mismo sucedió con los motores Ferro, que un encantador de serpientes escribió en el "Menorca" que los fabricaba La Anglo. "Quin disbarat".