07/09/11 0:00
La falta de trabajo y de expectativas de mejora que viven desde hace tiempo muchas familias apenas deja margen de escapatoria. Hay quienes le echan arrestos a la cosa y, como antaño, meten cuatro trapos en la maleta y se buscan las habichuelas tras la frontera. Otros se arriesgan y crean su propio negocio y hay quienes aceptan cualquier trabajo con o sin derechos. Viene esto a cuento de la desazón que siente una cuando lee o escucha como algunos políticos se aferran a la poltrona del billete público como si tuvieran pegamento en las posaderas. Acumulan años y años en despachos varios.
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