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Conociendo el extraordinario amor de la mayoría de extranjeros por los animales, no es de extrañar la reacción de una señora alemana que, al ver a los caballos de las galeras estacionados junto a la Catedral de Palma, asándose al sol, ni corta ni perezosa va y expone el problema a S.M. la Reina Sofía. La reina, que no va a la zaga en eso del amor hacia los animales, "convenció" mediante carta a los interesados de que pusieran sombra a los animales. Rápida solicitud, rápida sugerencia y mucho más rápida solución. Qué bien les iría a muchos poder tener una madrina interlocutora de semejante y real envergadura capaz de echar abajo cualquier mecanismo de esa siempre vigente burocracia donde acaban muriendo, por aburrimiento, los sueños y esperanzas de miles de ciudadanos. Amigo Luis Alejandre, al margen de esos magníficos foros que se celebran en la Isla del Hospital, donde se exponen la realidad de nuestras carencias y las hipotéticas soluciones, ¿Por qué no le envías una carta a S.M. la Reina (desconozco si ya los has hecho) o mejor todavía, invítala a tomar un vuelo regular desde Madrid hacia Menorca para que vea lo que cuesta un peine. El 'no' ya lo tienes, una negativa más ya no nos vendrá de eso, creo.