Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 84% de los españoles se ha sentido estresado en algún momento. Los desencadenantes suelen ser los problemas laborales (66%), familiares (50%) y de salud (31%). El espectro de las causas de estrés incluye desde nuestra situación económica hasta el rendimiento escolar de nuestros hijos, pasando por los abundantes, insalvables y cotidianos atascos. Del mismo informe se desprende que si usted es mujer entre 18 y 44 años, duerme poco, fuma y tiene hijos pequeños o adolescentes y vive en una zona urbana, reúne seis de las más frecuentes condiciones propiciatorias del estrés. O es directamente candidata a depresión aguda. Ante esto, el hágalo usted mismo ha calado hondo entre la población y, según estudios de opinión, cada día son más los que recurren no sólo a los masajes o a los viajes de relajación, sino a las terapias alternativas o a los libros de autoayuda.
Libros de autoayuda
Colmando las estanterías de las librerías, ofrecen las más variadas propuestas para hacer desaparecer hábitos nocivos de nuestra vida, desarrollar habilidades de comunicación, gestionar situaciones de crisis o encontrar alternativas existenciales..La tentación es fuerte, la calidad diversa, la oferta variada y en aumento, al igual que el mercado. Anualmente se publican en España casi 2.000 títulos de este género dirigido a todo tipo de público. El paciente como protagonista de su propia curación o cambio se traslada al mundo de la psicología o filosofía doméstica. Ésta propone una alternativa de desarrollo personal con una lectura fácil, lenguaje muy directo y a precio asequible. De todos modos, dentro del mismo género, y a veces en la misma estantería conviven obras de autores de gran prestigio cuyo mensaje es profundo y necesario, como es el caso de Viktor Frankl, Elisabeth Kübler-Ross, Erich Fromm o Abraham Maslow. Son relatos breves, invitaciones a la acción empresarial; recopilatorios de citas, fábulas o inventarios de propuestas ante un tema concreto como dejar de fumar, por ejemplo. Contenidos tan dispares para todos los perfiles y gustos, en un género de difícil acotación que cada día va en aumento. Los últimos índices de lectura muestran que del total de los españoles que leen (un 53% de la población), un 17% suele leer libros de autoayuda y superación personal. Una cifra nada desdeñable. Y si echamos un vistazo a la producción mundial nos encontramos que, a fecha de hoy, se estiman en más de 30.000 los títulos disponibles de este tipo de lecturas en el mercado mundial.
A estos títulos hay que añadir una amplia oferta de revista cuyos contenidos tocan temas tan diversos como la dieta, el ejercicio físico; consejos para la carrera profesional, la vida sexual, o reflexiones sobre la amistad, la pareja o los hijos, entre otros contenidos similares que están teniendo también una buena acogida. Muy especialmente entre lectores jóvenes y de mediana edad. La moda llegó de Norteamérica, donde nació el concepto de autoayuda (selfhelp) o desarrollo personal hace ya más de 20 años. La crisis de valores éticos, la falta de espacio y tiempo para el diálogo y la introspección, el fuerte ritmo de vida, el estrés y obviamente, la sana y necesaria búsqueda de la felicidad, el bienestar y la realización dieron lugar a la aparición en primera instancia, de fáciles manuales de psicología, a los que posteriormente se fueron añadiendo otro tipo de contenidos.
Hoy el público lector de este tipo de libros y revistas lo forman más mujeres que hombres (se estima que la relación es de un 65% frente a un 35%), jóvenes entre 18 y 45 años con formación media o superior, residentes en zonas urbanas, con hijos y de clase media.
Terapias alternativas
Más allá de las letras para consolar el alma, los tratamientos para confortar al cuerpo distintos a las tradicionales pastillas también parecen estar en aumento. Se calcula que más de una cuarta parte de la población adulta española hace uso de las llamadas terapias alternativas, concepto que, de nuevo, es como un amplio cajón de sastre en el que se incluye un espectro de tratamientos que van desde la acupuntura o la homeopatía, más o menos reconocidas, hasta técnicas de reciente aparición, cierto oportunismo y dudosa eficacia, practicadas por seudo-chamanes y curanderos de misteriosa formación y cuestionable honestidad. Si nos fijamos, además el interés y la demanda que generan estas terapias se utiliza como importante reclamo comercial cada vez por un mayor número de empresas que ofrecen seguros privados de salud. Algunos de los profesionales de este sector sostienen que tres de cada cuatro pacientes valoran de manera significativa la presencia de la homeopatía, la acupuntura y la medicina naturista entre el espectro de alternativas de su oferta. A las anteriores se suman tratamientos como los masajes y otras técnicas manuales, que se aplican para atender a pacientes con problemas musculares; la fitoterapia o el uso de plantas medicinales, y la moxibustión o aplicación de calor en la superficie cutánea. También las técnicas procedentes de Oriente, como el shiatsu (método de masaje por presión que sigue principios similares a los de la acupuntura) o el reiki (imposición de manos para la canalización de energías curativas), así como diversos ejercicios de respiración y ayudas a la relajación, e incluso las eficaces técnicas de gimnasia desarrolladas en Occidente, como, por ejemplo, el método Pilates o la microgimnasia, están ganando adeptos. Pero, claramente, las más difundidas son la homeopatía, la medicina tradicional china y la medicina naturista. La tres han experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años en España: centenares de especialistas, diversas universidades y algunos colegios médicos les han dado su respaldo, lo que indudablemente ha tenido que ver en ese auge. Ante eso, en algunas comunidades autónomas se están poniendo en marcha políticas de reglamentación en busca de un escenario que aporte las garantías suficientes al paciente como para que sienta que se encuentra en buenas manos. En cualquier caso, la demanda de este tipo de contenidos y herramientas para sentirse bien o alcanzar el equilibrio no deja de crecer en un entorno en el que, por desgracia y según todas las fuentes, la ansiedad también va en aumento.
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Artículo publicado enEl País Semanal
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