Recambio climático

Los del PSOE dirán que es culpa del PP y éstos, a su vez, señalaran a sus homólogos con el dedo acusador y dirán que es culpa suya y que, encima, no hay dinero. Y los verdes y demás apuntarán al cambio climático y tan tranquilos. Pero el temido efecto, ¿no propiciaba más calor, que a los pingüinos les dé por volar, que las cebras cambien las rayas por los topos y que se derritan los polos? Pues vaya, quién lo diría.

A uno le entran ganas de armarse de desodorantes hasta los dientes y salir a la calle a cargarse la capa de ozono para que el mercurio no baje, a la sombra, de los 30 grados. Sin prisioneros. Sin piedad. Habrá a quien no le guste el calor y estos 15 días se lo haya pasado de lujo pero es que ahora no toca. Ahora es tiempo de playa, de piscina, de mojito, de barbacoas... Solo nos ha faltado armar el árbol de Navidad.

Los ecologistas 'and company' dirán lo que quieran pero para mí que lo del cambio climático es como lo de los reyes magos... Al final serán los padres y las madres. Porque hace no tanto la temporada estival iba desde abril hasta octubre y para los que amamos el verano, ahora que dura solo dos meses lo último que queremos es que nos lo pasen por agua.

Aunque tengo que reconocer que ver el torrente de Mercadal desbordado seduce, te entran unas ganas de montarte en el kayak y ver hasta dónde te lleva. Eso es turismo de aventura, o así lo llaman en la Península. El que quiera emociones fuertes que se pase esta tarde, el domingo y el lunes por Es Migjorn Gran y que disfrute de una de las mejores aventuras. Manque llueva.
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