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La alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, expresó en el acto de inauguración de la cárcel de Menorca lo que muchos piensan. A casi nadie le gusta que se haya construido un centro penitenciario en Menorca, ni la ubicación en la carretera de Sant Lluís y, a algunos, tampoco el estilo. La primera edil es libre de expresar sus opiniones, incluso en un acto protocolario, a pesar de que ya no tiene sentido quejarse por algo que no va a cambiar. Existieron oportunidades para ello que no fueron aprovechadas. Ahora, más que buscar responsables de los errores, hay que valorar el servicio que va a prestar la cárcel y la forma de que su actividad no tenga una incidencia negativa en la Isla. En primer lugar, los presos menorquines y sus familias se acercarán y este aspecto humano es positivo porque termina con el calvario de familias que para ver a un recluso debían viajar continuamente. Por otra parte, la actividad del centro debe ir acompañada de todas las medidas de seguridad necesarias, dentro y fuera del centro. La dotación policial en la Isla debe ser la suficiente para que la actividad de un centro penitenciario cuente con las medidas preventivas necesarias en cuestiones que pueden representar factores de riesgo para la seguridad. Hay que pensar en presente para no caer en otros errores.