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Lo inevitable acaba por llegar y, al final del verano, se abrirá el indeseado obsequio que nos dejó Arturo Bagur, el exalcalde de Mahón de menos grata memoria.
Se estrenará la cárcel, a la que formalmente llamará "Centro Penitenciario Menorca", pero que me temo se conozca popularmente como "sa presó de Mo", ya verán.
La presentación de este costoso bodrio corrió a cargo del director insular de la Administración Civil del Estado, Javier Tejero, otrora conocido como "es delegat des Govern", al que le deben quedar dos telediarios de estancia en el palacete de la plaza Miranda.

Si hemos de creer lo que nos cuentan (lo que está por ver), ciento nueve funcionarios y una inversión de veinticinco millones de euros, han sido gastados para "cuidar" a 60 inquilinos de ese establecimiento. ¡Todo un despilfarro absolutamente innecesario!
A las muchas mentiras que dijeron para justificar la construcción de la cárcel, ahora añaden que sólo la ocuparán los familiarmente vinculados a Menorca. Es decir que esa costosa inversión estatal será infrautilizada, mientras otros centros están saturados. Un despropósito como una catedral. O mienten. o ha sido absurdo construirla.

Un aspecto en el que también mintieron, en un vano intento de acallar las protestas, fue el asegurar que serviría para dar trabajo a menorquines, o residentes en Menorca.
La dura realidad es que sólo se han contratado a 9 personas de aquí, mientras que el centenar restante serán funcionarios de todas España seleccionados vía concurso.
Lamentable mentira cubre de "gloria" al señor Tejero, experto en demagogia barata.
Lo de calificarla de "prisión doméstica" me ha llegado al corazón, y me faltó poco para ponerme a llorar desconsoladamente.

Es deplorable comprobar que mientras no hay dinero para el traslado de presos, con sus respectivos acompañantes-vigilantes. ¡Qué vergüenza!
El nuevo director, "foraster" (of course), nos indica que carece de nombre propio. No se preocupe, señor Fernández Cuevas, que para los mahoneses y tiene nombre: "Sa presó de n'Arturo".

Problema solucionado.
Son tan poco lúcidos, que intentan "disfrazarla" con pinturas de camuflaje. Supina idiotez.
Si la hubieran dejado blanca, posiblemente pasaría mucho más desapercibida que ahora, y muchos visitantes podrían confundirla con un almacén, o algo por el estilo. Pintarrajeada como está, llama mucho más la atención, y en excursiones en autocar, al pasar por delante, la pregunta salta espontáneamente entre los turistas: ¿Qué es ese edificio?
Su ubicación (se ha dicho por activa y por pasiva) es nefasta. Y los políticos que apoyaron el proyecto serán recordados como autores de este engendro.