La comprensión y hasta la solidaridad espontánea que registró el movimiento del 15-M o Democracia Real Ya se ha transformado en un "ya está bien". En Maó, donde los 'indignados' se han hecho fuertes, ruidosos y han perfumado con un aroma especial ese rincón tan singular de la ciudad, son ellos ahora el foco de indignación de los comerciantes y vecinos. Todo movimiento requiere precisamente eso, dinamismo en pos de unos objetivos o, al menos, un horizonte y da la sensación de que éste se ha estancado en una especie de refugio de los antisistema, que han gozado de una tolerancia impensable para grupos de otra índole y que han traspasado sin ningún reparo la barrera del insulto y de la falta de respeto a otros ciudadanos que sí creen en el sistema y son partidarios de trabajarlo desde maneras más convencionales.
Café del mar
Indignados que indignan
17/06/11 0:00
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