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Según cuentan los Hechos de los Apóstoles, Saulo de Tarso, después de ser un furibundo contrario y perseguidor del cristianismo se convirtió en firme discípulo de Jesús de Nazaret por un hecho que le cambió la vida. Cuando en uno de sus múltiples viajes se disponía a entrar en la ciudad de Damasco para seguir predicando contra los seguidores de Jesús de Nazaret, una luz cegadora le hizo caer de su caballo y al momento escuchó unas palabras del mismo Jesús que le ordenaban que dejase de perseguir a sus discípulos y que, en la ciudad, se comunicase con quien le podía curar aquellas cegueras, la momentánea y la religiosa.

Desde entonces, este hecho bíblico, la conversión de quien llegaría a ser San Pablo de Tarso, se muestra como ejemplo de que las conversiones más difíciles son posibles en este mundo. Quien era un furibundo contrario a las tesis cristianas se convirtió después en máximo defensor de las mismas. Efectivamente las conversiones son posibles en todos los órdenes de la vida. También en política.

Parece ser que en estas pasadas elecciones muchos mahoneses se han caído de sus caballos particulares y en su personal camino a Damasco han visto una nueva luz. La luz del cambio en Mahón.

El Partido Popular tenía un techo de votos que apenas rebasaba los cuatro mil.

Históricamente no tenía más. Pero en esta ocasión ha conseguido casi cinco mil quinientos. Muchos mahoneses por tanto se han convertido, han entrado en Damasco, y han permitido al PP conseguir trece concejales. Mayoría absoluta. Lo nunca soñado.
El domingo electoral a mediodía me topé en la calle con Águeda Reynés y comentamos que estaría bien que nos pudiésemos reunir al día siguiente para ver de cerrar un acuerdo entre Ciudadanos y el PP para poder conseguir el tan ansiado cambio en Mahón. No ha hecho falta esa reunión (¡Felicidades, Ague!) El cambio vendrá únicamente de la mano del PP.

A ello ha ayudado sin duda el agotamiento del modelo nacional - socialista local. También la crisis. Pero especialmente los disparates de los últimos años (la prisión, un centro fallecido, una deuda tremenda, las mil mentiras sobre el ascensor no nato, sin aparcamientos, sumisión a las manías del nacionalismo, obras fallidas, circulación desesperante, etc).

La descomposición real del PSOE comenzó en Mahón en el año 2005 cuando los socialistas se hicieron portavoces de los radicales nacionalistas y avalaron el cambio del nombre de la ciudad contra el parecer de muchos de sus propios votantes. Desde entonces (ver todos los datos económicos) la ciudad ha ido de capa caída cual si de una venganza histórica se tratase. Eso ya debió de preverlo el antiguo alcalde que huyó a Madrid después de prometer que compaginaría los dos cargos (alcalde y senador). "¡Li va deixar un bon feix a n' En Vicenç Tur!" El cambio no se produjo en aquellas elecciones del 2007 (cuando los socialistas ya sufrieron un tremendo desgaste) por tan sólo doscientos votos (los que faltaron al PP y a Ciudadanos para conseguir un concejal más cada uno y poder sumar la mayoría de once). Pero ahora sí ha llegado.

Los socios del PSOE también han sufrido ahora un varapalo tremendo. El PSM ha perdido casi la mitad (¡!) de sus votos. Han sido sus propios votantes quienes han rechazado la candidatura nacionalista encabezada por quien ellos mismos llaman "la pija" (a mí me cae bien). Otros candidatos conocidos han sido incluso un lastre por ser una "repetición de la jugada" que mostraba la carencia de relevos.

EM/EU ha sufrido sus propios excesos por sus ridículas imposiciones en temas de circulación ("es carrer de José Mª Quadrado, Déu meu,¡quin disbarat!), sus obsesiones peatonales, etc.

La apoteosis del voto útil ha sido contraria a los intereses de Ciudadanos a quienes también ha pasado factura la confusión del fallido acuerdo con UPyD.
UMe ha fracasado espectacularmente (tan sólo 180 votos) y es especialmente triste porque su lista contaba con personas válidas pero su número uno los destrozó. Era un fracaso anunciado.

Esperemos que una vez entrados en Damasco los nuevos dirigentes del Ayuntamiento sepan cumplir sus promesas. El PP tiene una débil credibilidad en este aspecto pero démosles un tiempo prudencial para que cumplan lo prometido. Todo sea por el cambio en Mahó-Mahón.