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Conozco a bastantes personas que trabajan de temporada. La situación que voy a narrar a continuación es posible que suceda en todo ámbito laboral y en cualquier época del año, pero me voy a centrar en lo que yo misma he presenciado. El caso es que la crisis ha provocado que una simple frase se convierta en una poderosa arma, sobre todo en el mundo de la hostelería: "Si no te gusta, ahí tengo muchos currículums". Me explico: el otro día, fui a comer a un restaurante con unos amigos. La mesa que nos ofrecieron estaba al lado de la puerta de la cocina. Cuál fue mi sorpresa cuando, en un momento dado, escucho una conversación subida de tono en la que un trabajador le decía a su jefe que estaba cansado de realizar tareas que no se incluían en su contrato. La respuesta que recibió me dejó a cuadros: "No vamos a contratar a más personal. Si tienes que limpiar váteres o arreglar un enchufe lo haces porque te lo digo yo y, si no te gusta, mira cuántos currículums tengo sobre la mesa". Este es solo un pequeño detalle de lo que tiene que aguantar más de un trabajador que en una ocasión ofreció una mano y le cogieron el brazo y el tronco entero. Sé casos de jefes que desprecian al personal, que son desagradecidos, aprovechados y que no tienen en cuenta el potencial del empleado ni lo bien que se trabaja en un buen ambiente. Y después hay quien se queja porque los trabajadores no rinden. Ser normal no cuesta tanto.