El heredero de los talleres Parpal del Andén de Poniente, Román Parpal Vidal, dirigía la factoría ayudado por un equipo humano de dalt de tot. Hombres que toda una vida la habían dedicado al oficio y aquel lugar por el cual luchaban com si fos seu.
Tal como dije, Román Parpal, tenía alma de poeta, la música le apasionaba de tal manera que debo añadir, que amén del piano y violín según ya apunté, otros dos de los instrumentos que manejaba con gran precisión fueron el acordeón y la guitarra. Según me apuntó su nieto Toyo, que con tan solo tararearle a l'avi cualquier musiquilla de los payasos de la tele, sin partitura alguna, él la interpretaba con gran soltura, haciendo reír a su nieto del alma, mentres aquell bavava.
En esta ocasión, he decidido dejar la faena de mecánica y arreglos de calderería de grandes embarcaciones, de can Palaa, para dedicarlos a una faceta desconocida por muchos isleños, siendo de la opinión que deben ser conocidos, para ello los he rescatado de la antigua prensa isleña que se hizo eco, no n'hi havia per menos.
Teatro Principal de Mahón. Sábado 31 de marzo de 1928. Noche a las 9 y media, gran velada artística.
Estreno de la opereta en dos actos y un epílogo, letra de Román Parpal y música de Magín Cavaller, titulada Aires de Mar. Concertada por el reputado maestro Carlos Beltrán…¿? Con una orquesta de 25 profesores.
Emilio Pons, tenor en su papel de Felipe.
Margarita Pons, tiple dando vida a Lucía.
Francisco Pons, barítono, en Pablo.
Pedro Bellot, tenor cómico, Luis.
Adela Riudavets, tiple cómica, Teresa
Aviso importante.- Por estar agotadas casi todas las localidades para la función del sábado se suplica a quienes las tengan encargadas, pasen a recogerlas antes de las siete de la tarde del citado día con el fin de evitar aglomeraciones de taquilla. ( con esta nota de prensa se confirma el gran éxito que representó para nosotros).
La primera parte del programa, se abrirá paso con la comedia de los hermanos Quintero, Mañana de Sol. Fantasía sobre motivos de la cantante Belle Nuit de Mai original del veterano maestro Leandro Saura, ejecutada a toda orquesta y dirigida por el autor. Fue un grandioso y rotundo éxito, tanto que dos días después, el lunes se volvió a ejecutar la romántica obra d'en Palaa. La apertura corrió a cargo de un concierto por el Orfeón Mahonés, bajo la dirección del maestro Beltrán, con las composiciones siguientes:
Les Flors de maig i els pescadors (coros masculinos)
Lo Somni del mariner i Son Deu noies per casar (coro de niñas)
A petición del público se representó por última vez la aplaudida opereta en 2 actos y un epílogo. Aires de Mar. Actuando 20 coristas y 25 maestros de música.
Las cosas no fueron como habían anunciado, a la semana siguiente, se volvió a poner en escena a petición de un público que acudió en las tres ocasiones deseosos de volverla aplaudir. Siempre dirigida por aquel prestigioso director de orquesta ¿ suegro del autor de la letra?.
Lunes 9 de abril, la función se dio a precios populares y los beneficios íntegros se entregaron al autor de la música Magin Cavaller en premio a su talento y laboriosidad.
El argumento transcurre en un ambiente marinero en el pueblecito ribereño de Laredo. La esencia o entraña del argumento radica en los amores puros, llenos de intrigas muy propios de la época, de las zarzuelas y operetas que se interpretaban, dando a conocer amores y desamores, envueltos de intrigas confundiendo al bueno con el malo.
Según datos que poseo, pero que no puedo dar por certeros, más bien son un rumor, meses después el elenco de actores y coros, se trasladaron a Barcelona ofreciendo la obra Aires de Mar en un importante coliseo, según mis papeles en el propio Liceo.
Por las mismas fechas, otro gran acontecimiento literario se daba a conocer a los mahoneses. La presentación de la novela Piedras y Viento, escrita por Mario Verdaguer, al precio de 5 pesetas.
No en vano, Parpal como hijo único que fue, no podía ni tampoco debía dejar el taller, compartía con su afición de escritor.
En 1930, Los talleres Parpal, volvieron a resurgir tras un periodo algo aletargado, continuaban siempre faenando pero no con el ritmo acostumbrado, se habían ido abriendo importantes talleres y el trabajo se iba distribuyendo. El que se les hubiese confiado la reparación del Augusto, procedente de Bilbao, fue como un portentoso reclamo para bien de aquella casa.
El día antes de partir la nave bilbaina, Roman Parpal, unió a manteles a todos sus empleados que gracias al señor Lozano, puedo publicar la fotografía que acompaño. En aquellos momentos eran varias y todas molt bones las casas de comidas, pero el gerente de la casa, eligió el menú del Hotel Bustamante :
Entremeses variados/ Arroz con calamares/ Albóndigas de lomo / Langosta con salsa verde/ Pollo asado/ Postres variados, siendo su precio de 5 pesetas.
Tras una larga sobremesa los 22 empleados y su director, se dirigieron a una galería fotográfica para inmortalizar la buena convivencia del grupo.
Gracias al señor Lozano, ellos son: De izquierda a derecha de pie.
Santiago Pons Callejas, Lorenzo Orfila Pons, Ramón ¿?, Federico ¿?, Demetrio Fuguet Parpal, Juan Anglada Camps, ¿ Vicente Escrivá?, Bartolomé ¿?, Jaime Parpal Esteve.
Observarán, que entre la hilera de los varones de pie y los sentados, se pueden ver dos chiquillos, ellos son: Antonio Cardona Sampol de Palós y Bartolomé Deyá "es fabioler".
Sentados, de izquierda a derecha: Fermín Pablo, ¿? Borrás, Juan Lozano Manent( primo carnal de la madre de los Parpal Esteve) Gabriel , conocido por mestre Joan es Quec ¿?, Román Parpal Vidal( Propietario) ¿?.
Sentados en el suelo, por el mismo orden: Federico ¿?, Rafael Fedelich, Rafael Muñoz, ¿?, José ¿? y Nicolás Fernández.
Fueron transcurriendo los años treinta y en el 34 con motivo de la demolición de la isla Rodona popularmente "de las ratas", la draga y cuantas embarcaciones trabajaron en el cometido, que por cierto poseo información, que muy pronto publicaré, fueron clientes de los talleres Parpal, tanto que se van fer molt amics, el día de la partida al igual que en otras ocasiones, celebraron la amistad con una suculenta comida.
En el cuaderno del mecánico de la motora, escribí al dictado, que durante la guerra se hicieron algunos trabajos para el Ejército, otros empleados pasaron a la Comandancia de Ingenieros el popular cavallitos, allí en la Industria de Guerra continuaron faenando en su ramo, con la maestría que les caracterizaba.
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