El señor Zapatero, por si, o por ser ya la suya incluso dentro de su propio partido, una situación imposible de prolongar a la vista de las próximas citas electorales, ha decidido despejar el casi morboso asunto de si iba o no iba a presentarse a las elecciones generales del 2012, aprovechando la reunión del comité federal del PSOE.
Para el PP lo ha hecho tarde. Después de tanto pedir que se fuera, algunos dicen ahora que cómo se va y abandona el barco. Bueno, ¿en qué quedamos? Protestan si no se va y protestan si se va. Creo que protestar es lo suyo. Fíjense, si lo hubiera hecho antes tampoco dejarían de mostrar su disconformidad, incluso para decir una banalidad afirmando que lo había hecho demasiado pronto, toda vez que su legislatura no acaba hasta 2012. Es como esa tontuna de venir a decir ahora que vamos a estar un año con un presidente interino. Quienes dicen eso se olvidan del señor Aznar cuando éste afirmaba que sólo iba a estar dos legislaturas. ¿Estuvo acaso el presidente Aznar en su última legislatura como interino? De ninguna manera. Además de Aznar, como de otros presidentes, se pueden decir muchas cosas, unas buenas, otras no tanto e incluso malas, pero no se puede negar que cumplió con la palabra dada de estar en el gobierno sólo dos legislaturas. Pues exactamente lo mismo piensa estar Zapatero, ¿a qué esa inquina gratuita de venir ahora con la interinidad? Es verdad que Zapatero nunca afirmó antes que iba a estar sólo dos legislaturas. El que lo doga ahora no tiene ningún valor. Lo de Aznar sí, y así debe de reconocerse.
A Zapatero le saca de la Moncloa una crisis sin precedentes, crisis que no vio venir, ni él ni sus inanes asesores y que encima, cuando su evidencia era ya más que notoria, se empeñó en negarla, se enrocó en su optimismo antropológico, como aquel que tiene un árbol delante que no le deja ver el bosque. Qué tipo de tontunas le dirían sus asesores a este hombre para que no se diera cuenta del desastre que se nos venía encima. Pero aún es peor aceptar que fuera en tiempo real bien informado y que a pesar de eso Zapatero hiciera caso omiso. Si fue así, que la crisis le pase ahora factura parece algo completamente justo.
Zapatero será recordado, sobre todo, por los trabajadores a los que les ha retrasado dos años su jubilación. Y fíjense qué desproporción comparándolo con la vecina Francia, que ellos se jubilarán a los 62 años y los españoles un lustro más tarde. Zapatero será recordado por los de ETA y su entorno, que cometieron una gravísima equivocación. Nuca lo tuvieron mejor para haber encontrado una salida a su fracasada utopía.
Es de justicia decir que, aparte de sus equivocaciones, en esta legislatura Zapatero no ha tenido suerte. Le ha pillado una crisis capaz de acabar con más de un gobierno, como se está viendo en Europa. No obstante, su imperdonable equivocación fue no enterarse del problema y por ende no tomar medidas dos años antes.
El señor Rajoy, que a mí se me figura un hombre agradecido, después de ver cómo paga la deuda contraída con Camps, don Francisco, en aquel prietas las filas de Valencia, digo yo que sabrá también estar agradecido, sentirse deudor de Zapatero, ya me dirán si no es para estar agradecido el que Zapatero le esté haciendo todo el trabajo sucio en el ámbito social: jubilaciones, pensiones, congelación de salarios a los funcionarios, etc., etc. Asuntos estos que, además, le han generado a Zapatero una manifiesta desafección del votante, que no es que quieran más a Rajoy, es que están hartos de Zapatero, por lo menos tienen claro que no es Rajoy el que les ha llevado varios años hacia atrás, perdiendo derechos que tanto costó ganar y que el trabajador sabe ahora que ni él ni sus hijos, ni siquiera sus nietos, van a volver a disfrutar, por lo menos en lo tocante a la edad de jubilación. Y cosas veredes, todo ese atraso social ha venido de manos de un gobierno socialista. Desde el punto de vista meramente político, diríase que Rajoy tiene toda la suerte que a Zapatero le ha faltado.
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