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Es un primer paso, con más flecos que certezas, pero vuelven a abrirse al público las puertas del Lazareto. Satisface el gesto de la ministra de Sanidad y decepciona la timidez del convenio, que parece más una declaración de intenciones que un compromiso de respuesta a la reivindicación ciudadana e institucional surgida en la Isla. A falta de desarrollo del acuerdo en términos más precisos, se autorizarán las visitas guiadas durante la temporada vacacional, cuando las instalaciones permanecen abiertas en uso residencial de los funcionarios y será la Fundació Destí la encargada de esta gestión. Es mucho menos de lo esperado pero bastante más de lo que había hasta ahora. El Lazareto, en el que, según Leire Pajín, se ha efectuado una inversión de casi cuatro millones de euros en los últimos siete años, ofrece muchas más posibilidades de las que desarrolla y esta reapertura al público debe ser precisamente una oportunidad para explorarlas. Desde la expectativa del parador turístico, cerrada por el propio Ministerio de Sanidad, a nuevos usos durante los meses de invierno por parte de entidades o instituciones de la Isla, las propuestas de la sociedad menorquina son más exigentes que el permiso de visitas guiadas.