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El inicio de las obras del colegio de la avenida Francesc Femenies de Maó, después de más de treinta años sin centros escolares de nueva construcción en la ciudad, es una noticia que debe ser destacada. Ha de ser la primera piedra de una mejora de las infraestructuras educativas que responda a los problemas de masificación y de provisionalidad de algunas instalaciones y servicios. El inicio de las obras significa también el final de la reivindicación de los padres de Sa Graduada, que aspiraban a una revisión del proyecto y que se oponían a la desaparición de la única escuela en el centro urbano. La construcción del nuevo colegio, por otra parte, ha de representar la mejora de la Escola de Persones Adultes que ha de trasladarse al edificio de Sa Graduada. De esta forma, se resolverá una de las carencias más clamorosas de los servicios educativos de Maó, con un centro desbordado por la matrícula y con unas instalaciones caducas. La nueva sede del Conservatorio de Música todavía está en la fase de las promesas políticas, sin avances significativos en los últimos años. El control presupuestario obligado para las administraciones públicas, con el objetivo de reducir el déficit, no debería afectar a la educación, ni en medios humanos ni en infraestructuras.