Llego a casa, empiezo a devorarlo y compruebo que el amigo se revela mejor en el libro que en las múltiples conversaciones que hemos mantenido. Y es que los escritores, en general, son gente tímida. Y los escribidores de ínsulas, también.
27-I-11
Soberbio artículo de Fernando Savater en El País a propósito de la nueva conquista del Oeste de los pioneros de La Red. Como aquellos aventureros, los modernos internautas apelan al espíritu de la frontera: que todo comience sin instrucciones ni prohibiciones en esta nueva tierra de promisión que es internet y así esperar a que los más rápidos en desenfundar sean los nuevos ganadores (palabra tótem del mundo mundializado) en la batalla por la cultura universal… y gratuita.
¿Transparencia para todos? Por supuesto para los gobiernos, pero por lo que a mí respecta, que borren mis datos, pretenden los nuevos pioneros de la libertad, concepto por otra parte del que también se han apropiado zafiamente los nuevos fachas, revestidos ahora de liberales. ¿Wikileaks el nuevo Capitán Trueno de los débiles y oprimidos? Sin duda ha sido una experiencia clarificadora y estimulante, pero… ¿Qué sería de la humanidad si se impusiera la transparencia total? ¿Hay alguna amistad que pueda resistir una dosis excesiva de sinceridad? ¿En qué derivaría una relación entre Estados basada en la sinceridad total, sin diplomacias?
29-II-11
Desayuno de trabajo con JL Clemente, editor de Heptaseven. Concretamos detalles de edición y promoción de mi novela "Cuestión de huevos", ya en planchas. Su vitalidad alivia la pesadumbre de los malos tiempos, "¿tú crees que la gente está para comprar libros?", pero él responde dedicándome su última creación "Poses y posos", un conjunto de poemas tan llenos de ternura como desparpajo, pulcramente editados por su editorial, y con un apasionado relato de sus inmediatos proyectos. Irradia y contagia optimismo en un mundo renqueante. Si el libro logra sobrevivir, no todo estará perdido. Y si encima deja poso, miel sobre hojuelas.
30-I-11
Más parados que nunca, desazón, aturdimiento, perplejidad. ¿Cómo es posible que el actual y anteriores gobiernos, con todos los soportes informativos a su disposición no supieran prever que nuestro espectacular éxito tenía los pies de barro? ¿No supieron o no quisieron ver las vergüenzas de nuestra economía de cartón piedra basada en el ladrillo y la especulación y con una clamorosa falta de productividad? Si gobernar es fundamentalmente prever, adelantarse a los acontecimientos, el liviano ZP pasará a la historia como el campeón de la imprevisión.
Nada mejor que un paseo familiar -perros incluidos- por el puerto para escampar boires. Craso error: aún cuando la naturaleza pone todo de su parte con un cielo límpido y un sol gratificante, el factor humano es deprimente, solo un par de establecimientos en todo el puerto permanecen abiertos, el ambiente es desolador… ¿Turismo de invierno? ¿Y dónde se meten un domingo de febrero los que prefieren el cemento urbano al barro del camí de cavalls?
1-II-11
¿Estamos asistiendo a una revolución laica en cadena en países árabes? También nos parecía imposible que cayera un día el muro de Berlín y, más atrás, algunos interesados decían en su tiempo que España no estaba preparada para la democracia…
Los autócratas lo tienen mal hoy día con las redes de comunicación-información. Los jóvenes, que navegan por el medio cibernético como concejales de urbanismo entre comisiones, no tragan restricciones a la libertad y el efecto mariposa es demoledor. Todo lo que tiene de negativo en la red con respecto a la cultura al confundirla con el mero entretenimiento, se convierte en salutífero aire fresco capaz de renovar una historia… Interminable.
2-II-11
Continúo con la lectura del libro-dietario-micro ensayístico de Manuel de Lope en el que encuentro páginas evocadoras: "La primera vez que Mô vino conmigo al campo vio nacer un cordero… Ella sabía muy pocas cosas del campo, pero sabía palabras del mar que empleaba con naturalidad, por ejemplo, la palabra rolar para indicar un cambio en la dirección del viento. Nadaba como un pez y nunca se había bañado en un río. Sus juegos habían sido juegos marinos. Todavía niña, con seis años de edad, Mô había tenido una barca de remos, una tèquina, como decían en su isla. Cruzaba el puerto de Mahón para acercarse a la estela del barco-correo y buscar la ola. Era el juego del tiovivo para los niños de las barcas…"
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