El presidente no era Scrooge (1)

- ¿El "Cuento de Navidad" de Charles Dickens? -te pregunta un Roig sorprendido.

- Es otro "Cuento de Navidad"…

Prosigues. No era Nochebuena. Tampoco Nochevieja. Ni tan siquiera la Epifanía… Los tres fantasmas habían optado por escoger una fecha anodina, inane, irrelevante. Era una muestra inequívoca de su respeto hacia la laicidad del Estado. Su visita al Presidente tendría lugar el lunes diez de enero y no vendría precedida por la aparición de ningún Espectro, como en el relato de Dickens…

10 de Enero de 2011.- El Presidente del Gobierno, y como fruto inequívoco de su inquebrantable orgullo y optimismo, "enteramente satisfecho, cerró la puerta y se encerró con doble vuelta de llave, cosa que no solía hacer. Luego, ya seguro contra sorpresas, se quitó el plastrón, se puso la bata, las zapatillas y el gorro de dormir…" Y se durmió. El viejo reloj del palacio siguió latiendo con su habitual monotonía, ajeno a lo que se cernía sobre la noche recién estrenada. Cuando marcó la Una, el Presidente se despertó inquieto y contempló, con asombro, como las cortinas de su cama se descorrían. Sonsunles no se inmutó. Y allí estaba la espectral criatura…

- ¿El fantasma de las Navidades pasadas? –te interrumpe Roig.

- El fantasma del año pasado…

Pese a las modificaciones habidas, el cuento proseguía con su hilo argumental. El espectro, que guardaba un enorme parecido con un tal Bono, le mostró al Presidente lo habido -y por él conseguido- en los últimos 365 días: congelación de pensiones, populistas recortes en los salarios de los funcionarios, incremento del paro, alza del IVA, parálisis en los créditos, deterioro de la imagen internacional del país, economía nacional bajo tutela, medidas que propiciaban enfrentamientos ideológicos y la radicalización, laicismo confundido con anticlericalismo, abortos, etc… La visión y el análisis fueron aterradores…
- Y el Presidente se despertó y pensó, al igual que Scrooge, que todo había sido un sueño…
- Efectivamente, Roig…
- E intervino luego la criatura infernal del año presente… Y le habló de la subida de la electricidad, del gas, del AVE, de la retirada del cheque bebé, de…
- ¡Exacto!
- ¿Y?
- ¿Lo sabes?
- Sí -adivina Roig.

El último espectro apareció con puntualidad británica. El Presidente lo temía de manera especial. Era el de los años venideros. Su imagen era la de un encuestador. Y, fiel a su misión, le hizo ver lo que le aguardaba en un futuro próximo, marcado por una debacle electoral en las autonómicas y municipales; por una catástrofe en las generales; por la rebelión de barones; por deserciones y por el naufragio de la formación política que le había aupado al poder…
- ¿Qué has hecho con los valores que definían a la Izquierda? -le inquirió el último fantasma- ¿Dónde está la Izquierda?. ¿Dónde están aquellas políticas que defendían al obrero frente al patrón; al negro frente al blanco; al niño frente al adulto; al reo frente al verdugo…?

El Presidente se vio finalmente amortajado. Y solo.

Se despertó. Asustado. Atemorizado. Arrepentido. Pensó, sin saber muy bien por qué, en la cívica y ejemplarizante actitud de un expresidente llamado Adolfo Suárez… Pediría excusas al pueblo y dimitiría… Sí, esa sería su redención… Sí… Alzó el auricular para convocar una urgente rueda de prensa… Y fue en ese preciso momento cuando le llegaron los ecos de una tal Leire hablando de acontecimientos interplanetarios… "¿Dimitir?" -se inquirió-. "Pero, ¿en qué estaría yo pensado?"-continuó-. "Si soy un superhéroe" –concluyó-. "Aguantaré…"

Y es que, lamentablemente, el Presidente, no era Scrooge…

Notas
1.- Scrooge es el protagonista de la novela de Charles Dickens "Cuento de Navidad".
2.- Los fragmentos en letra cursiva son transcripciones literales del citado texto.