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Todas las administraciones públicas están sometidas a un proceso de control y reducción del gasto, lo que afecta a cualquier proyecto de descentralización y de transferencia de competencias. La causa es que todos los traspasos han encarecido el coste global del servicio, porque a menudo se han mantenido duplicidades innecesarias. El Consell ha asumido la gestión de caza, una competencia menor, que se ha dotado con recursos suficientes. Ahora se ha abierto el debate sobre una transferencia mucho más importante, la de promoción turística, que tiene unos efectos concretos sobre las expectativas económicas de la Isla. Durante demasiados años, el Govern ha desarrollado una promoción de la Isla que no ha dotado a Menorca de una personalidad propia como destino diferenciado. Durante el año pasado, el Consell puso en marcha una serie de iniciativas para conseguir esa imagen, en un proceso que durará años. El anuncio de Damm también ayudó. Ahora, el Consell debe exigir el traspaso de la promoción turística. No puede demorarse por criterios administrativos y de austeridad, cuando lo que hace falta es priorizar las iniciativas que han de ayudar a superar la crisis económica.