Ciutadella. ¿1918? Juan Ameller Ameller, primer menorquín que introdujo en 1898 las máquinas de segar en la Isla. (Abuelo materno de la autora de este trabajo)

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"No diguis blat, fins que no el tenguis en es sac, ben fermat".
(refranyer menorquí)

Cuando apenas me quedan una o dos xerradetes para finalizar el trabajo iniciado hace once semanas dedicadas a don Francisco Bosch Ponsetí, he creído conveniente dedicar uno de los capítulos, al cultivo del trigo en Menorca, pudiéndolo hacer gracias a varias anotaciones, que en su día realicé, entre ellos debo destacar apuntes de mi abuelo materno, Joan Ameller Ameller natural de Es Migjorn Gran, establecido en Ciutadella en la finca de Son Tari. También me constan las de mi querido padrino Francisco Cardona Llull, labriego desde que contaba siete años. Antoni Pons missatge de molts de llocs de tramuntana experto en la materia nacido en la desaparecida finca de Son Parrol. Y por último, Biel Gomila, al que tuve la oportunidad de conocer cuando vino a retirarse a nuestra ciudad. Asiduo de las tertulias en el garaje número 27 de la calle de Santa Catalina, al que humorísticamente Gori denominaba, por… Si no fos, per lo fotuts que esteim, avui aniríem a fer sa volta a s'illa.

Por lo que l'avi me explicaba deduzco que, la riqueza de las fincas se producía en torno al cultivo del trigo. Éste venía a representar la base de la cotidiana alimentación familiar, según él, en la despensa siempre se debían contar varios sacos de harina, con la que se elaboraba el pan diario, las pastas propias de las diferentes temporadas, a la vez que en se païssa los montones de paja, alimento esencial para los animales y, en el alto de los porches suficiente grano para elaborar.

Añadía, que el trigo hacía rico al payés y al señor de la propiedad. El poder contar con quarteres de blat significaban infinidad de cosas, entre ellas ser forma de pago o mejor dicho poder cambiar por qualsevol cosa. Con el trigo, podían hacerse pagos a cuenta o a cambio de muebles, otros enseres, la adquisición de carruajes, bísties, pudiendo ser moneda de cambio, en las tiendas de comestibles, etc.

Explicaba que uno de los momentos cumbre, se realizaba en febrero y marzo, cuando las manos se encontraban pobladas de sabañones, el viento soplaba depositando un fuerte malestar en las tanques amb un fret que pelava, debiendo xarcolar, que venia a decir, quitar las malas hierbas que iban creciendo en las plantaciones. Sus hijos, mis tíos y mi madre al cel sia también, siendo niños, ayudaban en ello. Llegado Abril, correspondía eliminar la avena loca provistos des xipó.

Precisamente fue mi abuelo el primer payés de la historia agrícola menorquina, a principios del siglo XX, quien adquirió en Mallorca una máquina de segar. A raíz de aquel momento todos los años, se desplazaba a la isla hermana, regresando con varias máquinas para venderlas. Lamentablemente cuantos se han dedicado a escribir historias del campo, ninguno de ellos ha hecho dicha mención, siendo primordial respetar la verdadera historia, de la entrada de la maquinaria en la Isla.

Mi padrino, de profesión aparcero, se le podía escuchar por su sabiduría, constantemente leía, sabiendo escuchar a los que sabían. Decía que este rico maná, fue importado, añadiendo que las tierras cercanas a Mahón eran mucho más fructíferas, por estar más abonadas, ya que los agricultores tenían mucha facilidad para el abono proveniente des ramaders. Siendo la fecha más apropiada para su siembra del 20 de diciembre al 10 de enero. Para su buen rendimiento, se precisa la buena preparación del terreno, abonado del mismo, el arado y nivelado. Adecuada fertilización y el agua que requiere la planta. Nuestros mayores dedicaban varios días a arar la tierra hasta encontrarse bien suelta. Los mayores recordarán, la siembra al vol. El aparcero con su cesta al hombro, llena de la semilla mientras con la otra la iba lanzando desde lo alto sense acotar-se. Que iba lanzando a medida que iba andando sobre los surcos. Varios días después se dedicaban a quitar las malas hierbas que iban creciendo.

Me dictó, los nombres de diferentes clases de trigo, entre ellos:

Trigo de Loreto, el de Mussuptà Amagat de Sant Climent, es vermell, es de canya blava, es d'Argèlia. Los conocidos como Xeixa Grossa i es de petita. Los mallorquines y para él los más importantes fueron… es blancal, es rotjal i es popular candial que es peninsulars anomenan Candeal.

Otro dato, lo ofrece Pedro Riudavets Tudurí, en cuanto a la panificación entre las familias, cuando el pan se hacía en las casas, con sumo trabajo haciendo saber que nuestras madres y abuelas, no hubieran comido pan amasado por hombres a cap preu. Las familias opulentas hacían, a debido tiempo, la provisión de trigo para todo el año, bien fuese comprado o cosechado en sus haciendas y las más pobres comprándolo semanalmente.

La limpieza del grano denetjar antes de entregarlo al molinero, ocupaba al ama de casa, hijas y sirvienta; venía luego la faena de sacar la flor de la harina cendre; amasar el pan con el apéndice de las torticas coques para los niños, llevarlo al horno envuelto en paños muy limpios estovalles i mitjallanes, sobre la histórica tabla post y recogerlo luego de cocido para colocarlo a secar y orear en el no menos histórico revol donde adquiría tal dureza al cabo de la semana, que duraba la amasadura pasterada, que sólo era comible hecho sopas. Eso sí, el pan era sumamente blanco y nutritivo, para lo cual se empleaba el mejor trigo de la tierra y esta blancura del pan es la que tanto llamó la atención de los ingleses cuando se apoderaron de Menorca.

Añadir, que al casarse las muchachas, uno de los muebles con el que se la proveía, era el de una elegante artesana pastera, con todos sus adminículos de cedazos, paleta, escobilla, y las correspondientes tablas feinadors, para dar forma a sus panes o coques. Esta económica costumbre de amasarse el pan, quedó relegada a las gentes del campo, que por vivir aisladas, carecían de hornos públicos en donde cocerlo.

Aprovechando el testimonio de Antonio Pons, nacido en Son Parrol, me notificó algo que jamás había escuchado. Las plagas de langosta que tanto afectaron a la siembra del trigo, tanto que fue recordado durante largos años, al igual que las ratas, que se apoderaban de los sembrados en los años de extrema sequía, haciéndose visibles en los árboles frutales, añadiendo otros roedores, los conejos y las aves que se suministran de simientes.

Fue Biel Gomila, hijo y nieto de una familia de las llamadas molt catòliques, quien me habló que de ben petit , era la sombra de su abuelo, volviéndose un chico mayor a su lado, aquel le dejaba hacer, dándole importancia haciéndole saber que era es seu missatge. En la finca de sus familiares, siempre se sembraba el trigo el día destinado a la Virgen María, o sea en sábado. Mientras iban echando las semillas en la tierra, iban rezando oraciones ilusorias a la madre de Jesús, mientras las mujeres en la cocina de la finca rezaban el rosario, haciendo plegarias para que llegaran a buen fin.