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Un día sí y el otro también, podría dedicarme a la escritura de acontecimientos en el puerto de Mahón. Entre documentación heredada del mecánico de la motora de La Mola, la que a través de toda una vida he ido recopilando de unos y de otros, añadiendo paperum de archivos, porches, entre otros, en esta festividad, de todos los Santos, pienso dedicarlo a las personas que tuvieron que ver entre lo que continuación iré escribiendo:

En 1929, fondeó en la ensenada de Cala Figuera, el hermoso vapor de gran porte "Barceló", que fue de la Trasmediterránea. Este buque, adquirido por mi estimado amigo don Vicente Marí Marí. El "Barceló" fue el número doce de las adquisiciones del Industrial.
En aquellos momentos se encontraban tres vapores amadrinados, como decían los antiguos hombres de mar, dando trabajo a un buen número de obreros, muchos de ellos llegados ex profeso de Fornells.

La prensa se daba eco de la noticia, añadiendo: Considerable ha sido el incremento de esta industria que hace años empezó, de lo que nos alegra en gran manera, por la prosperidad que ello significa y porque a la vez se facilita trabajo continuamente.
El "Barceló", por sus excelentes cámaras y comedores de primera y segunda clase, fue destinado por la compañía naviera al servicio de África, siendo habilitado como buque hospital, servicio que prestó bastante tiempo.

Buque de 1890, entregado a su propietario en junio del mismo año. Inscrito bajo el nombre de "Montebello", en honor a la duquesa del mismo nombre, hasta 1910 y "Barceló" desde aquel mismo año hasta 1929, en que estuvo matriculado en Valencia. Pudiendo admitir 80 pasajeros, en preciosas cámaras y 600 personas en los entrepuentes. Un buen número, si se tiene en cuenta la época a que me refiero.

En 1890, se construyó en los astilleros Richardson, Duck & Co. Ltd. Stockton, siendo su número de grada el 371. Y su armador Wilson Line, botado el 7 de marzo, del mismo año, destinado al servicio de Oslo de la Wilson Line, tomado en el blog "Vida Marítima".

Contaba mi padre, que el señor Marí, antes de desguazar este tipo de buques tan lujosos, donde se encontraban dormitorios, con sus respectivos muebles de aseo, comedores y espléndidos salones destinados a fumar, ya los tenía vendidos a particulares. En Mahón carecíamos de tiendas de muebles, como las que hay actualmente, algunas donde vendían sillas, mesas, los interesados en coses guapes i bones las encargaban a los ebanistas, que los había y muy buenos, pero el poder adquirirlo del señor Marí, representaba una ventaja, no se debía esperar, se veia, si t'agradava ho compraves, un carro t'ho duia i "sanseacabó".

El 10 de junio de aquel mismo año, hubo un grave percance marítimo, las barandillas de los miradores de las respectivas mirandas, se llenaron de gente. De buena mañana salió el pregonero acompañado de su tamboril, recorriendo calles y plazas, dando cuenta que:
Algo había ocurrido al vapor "Mahón", que venía de Mallorca. La calma se prodigó horas después al saber lo sucedido. El vapor "Mahón", a causa de la neblina, embarrancó en el cabo Menorca, fondeándolo en Alcudia sin novedad.

El pasaje, la correspondencia y fruta lo embarcaron al vapor "Ciudadela" con rumbo al puerto del mismo nombre, desde donde se expediría para Mahón con un auto especial.
El cabo Menorca está situado dentro de la misma bahía de Alcudia, cerca del faro de Aucanadas.

A la mañana siguiente salió de nuestro puerto el vapor Monte Toro, para Alcudia y Barcelona. Con la valija y carga. El mencionado buque efectuó el viaje y viceversa.
En mayo corrió la voz de que una empresa extranjera había adquirido el vapor griego "Joaness", que naufragó cerca de la cala Morell, el 8 de abril. Dicho buque iba a remolque desde Gibraltar a Savona, para ser desguazado allí por cuenta de la casa Vivaldi.

Nuestro puerto siempre contó con gentes de mar muy importantes, hombres hechos a sí mismos, sin estudios, aprendiendo en la escuela del trabajo y la tenacidad, la mayoría fueron embarcados por sus propios familiares con apenas 8 ó 9 años. En esta ocasión dedico un recuerdo a los que, involuntariamente y sin pretenderlo, dejé tantas veces de citarlos. Precisamente en 1896 fueron de los que más veces entraron y salieron de nuestra rada:
Francisco Cardona, capitán del "Nuevo Mahonés". Vapor Correo.
Bernardo Cabot, capitán del "Ciudad de Mahón". Vapor Correo.

Jaime Covas, patrón, "Joven Juanito". Laúd.
Miguel Pons, patrón, "Anita". Goleta.
Domingo Fixdon, patrón, "Constante". Vapor.

Una de las compañías navieras de 1896 de nuestra ciudad fue La Menorquina. Sus presidentes, J. Sturla y Saura, encargado de la junta de Gobierno, Miguel Llambias.
Al leer este último, me ha recordado un documento fechado el julio de 1817, redactado y firmado por un tal Antonio Llambias, del comercio vecino de Mahón, en nombre y encargado de los tres Huguets y Dupré, éste de Barcelona (Compañía de embarcaciones dedicadas a la navegación y transporte).
El escrito iba dirigido a D. Jorge Teodoro Ládico, que debía percibir cierta cantidad de dinero de un tal D. Josep Pallau, residente en la isla, adeudándoles considerables sumas.
Ignoro cómo debió acabar la historia. Crisis, lo que se entiende por crisis, las hubo siempre, deudores también, i pillos i mal pagadors.

En estos momentos me llega la fatal noticia de la partida de una gran persona, amiga, apreciada y siempre admirada. José Luis Mercadal, al que dediqué varias xerradetes. Recuerdo aquellos momentos de charla sincera en que mi buen amigo, su semblante rejuvenecía, viéndose transitar la Barcelona, la de su juventud, lleno de ilusión, tesón y sacrificios, estudiando arquitectura a la vez que trabajaba junto a un gran profesional. Como muy bien repitió varias veces, debía aprovechar el tiempo, no podía, ni debía defraudar a su madre.

Mientras le escuchaba, contemplaba el cuadro de aquélla pintado por él, su querido y único hijo. La pintura, colgada en la pared, reflejando a Niní Mercadal, de la que tantas veces he ido citando a lo largo de mis xerradetes, casualmente ella fue de las primeras personas que me atreví entrevistar a principios de los ochenta.

Tampoco puedo olvidar su regreso a Mahón, con su flamante título, ni su novia de toda la vida, Sole Audi, preciosa joven, tal vez de las primeras en crear un estilo a lo Hepburn, en su película de La Vida es Rosa. Hoy, transcurridos tantos años, tantas venturas y desventuras, no me queda más que admirar por última vez su saber estar frente a la adversidad y su fortaleza en aceptarla. A su Sole del alma y a sus hijos, nueras y demás familia, mi más sentido pésame, no dudando que junto a su barquichuela habrá cruzado una vez más a la otra orilla, desde donde tantísimas veces cruzó a nado, cuando veraneaban en Baixamar, del que siempre fue un enamorado.

Para ti, José Luis, unas sencillas flores silvestres cogidas de tu rotonda, la que conduce al aeropuerto y San Clemente, donde tu recuerdo perdurará para siempre en tu Menorca, la isla que tanto añorabas cuando estabas en Barcelona.