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El resultado de las primarias en la federación socialista madrileña ha abierto un animado debate en torno a las consecuencias que puede generar sobre la continuidad de Zapatero como líder y cartel electoral del PSOE en 2012. Con la complicidad viciosa de los medios de comunicación, se ha convertido en los últimos días en materia informativa de primera línea y animada controversia en las voces de dirigentes del partido. El evidente interés que despierta todo cuanto atañe a la figura de la primera autoridad política del estado contrasta con el orden de prioridades en torno a los auténtico problemas de la actualidad, que no pasan ciertamente por una decisión personal del presidente del Gobierno sino por la acción del Ejecutivo para su resolución. Al ciudadano seguramente no le importa tanto conocer quiénes serán los candidatos que optarán al poder dentro de año y medio como las condiciones laborales, sociales y económicas en las que llegaremos a esa fecha. Desde ese punto de vista, se aprecia un componente frívolo en el despilfarro de tiempo y energías por una cuestión partidista, la de preocuparse más por mantener el gobierno que por ejercerlo cuando corresponde como medio para administrar los intereses ciudadanos.